Uagadugú, BURKINA FASO (Agencia Fides, 22/11/2019) - Una nueva señal del deterioro progresivo de
las condiciones de seguridad en Burkina Faso ha
sido el regreso a casa de los hijos de los diplomáticos estadounidenses
acreditados en Uagadugú.
Pero la crisis en Burkina Faso debe ubicarse dentro del amplio rango de
inseguridad que ahora incluye a la mayoría de los estados del Sahel,
como lo subrayan dos conferencias importantes sobre el tema, promovidas,
la primera por la Iglesia Católica y la segunda por varios actores de
la comunidad internacional y los países de la región. El seminario de
trabajo de las Conferencias Episcopales de Burkina Faso, Níger, Malí,
Costa de Marfil y Ghana, organizado por el Catholic Relief Services
(CRS), concluyó recientemente en Uagadugú con un llamamiento “a los
autores de ataques y masacres, para que pongan fin a estos actos en
nombre del respeto a la vida, que es un don sagrado de Dios del que
nadie puede disponer, sea cual sea su ambición, su afiliación étnica,
cultural, política o religiosa".
Los obispos de la región también han instado a las autoridades civiles a
"hacer de la protección de las poblaciones la prioridad de las
prioridades, a promover el buen gobierno y a trabajar concretamente en
la lucha contra la corrupción y por la distribución justa de la
riqueza".
La sexta edición del Foro de Dakar se celebró en Senegal del 18 al 19 de
noviembre, sobre el tema "Paz y seguridad en África: los desafíos
actuales para el multilateralismo". Según los datos presentados en el
Foro, en la primera mitad de 2019, se registraron más de 300 ataques de
diferentes grupos yihadistas en la región. Según el Foro, Burkina Faso
están en el ojo de mira de estos grupos según una estrategia muy
precisa: socavar la coexistencia pacífica entre las diferentes
comunidades religiosas y provocar conflictos intercomunitarios. Burkina
Faso ha sido un ejemplo de esta coexistencia pacífica para todos los
estados de la región. Hacer que el país sucumba al caos socavaría la
seguridad del Sahel y las áreas circundantes.
El peligro de la trampa de una guerra confesional ha sido denunciado
recientemente por el Presidente del Burkina Faso, Roch Kaboré y de los obispos locales.