CIUDAD DEL VATICANO (Agencia Fides, 29/11/2019) – Durante los trabajos del Congreso
internacional “De la Maximum illud a la Evangelii gaudium”, “sobre la
urgencia de la transformación misionera de la Iglesia”, que será clausurado hoy en la Universidad Pontificia
Urbaniana, se ha reservado un amplio espacio al tema de los “contextos
de misón” en los diferentes continentes, poniendo de relieve los
desafios y las esperanzas. A continuación exponemos algunas reflexiones
de los muchos relatores que han enriquecido el congreso.
Entre ellos está el prof. Eloy Bueno, de la Facultad de Teología del
Norte de España, quién ha puesto de manifiesto que las Iglesias europeas
deben recuperar y actualizar el significado de la misión ad gentes,
porque esto enriquecerá tanto a la Iglesia como a la misión universal.
De tal modo se ayudará a Europa a encontrar su papel en una Iglesia
mundial y en un nuevo contexto geopolítico internacional. Esta es una
tarea urgente en un momento histórico en el que Europa experimenta una
fuerte crisis de identidad y de distanciación del cristianismo.
Por desgracia vivir un estilo de vida genuinamente cristiano se ha
convertido en un programa minoritario en Europa, al tiempo que las
celebraciones de la Iglesia son vistas solo como un programa cultural -
ha explicado el p. Karl Wallner, Director Nacional de las OMP en Austria
-, remarcando sus temores de que el tema de una "missio ad gentes" en
Europa no sea lo suficientemente fuerte. La disminución en el número de
creyentes ya está teniendo un efecto en la misión mundial, con un rápido
descenso en las donaciones para las iglesias jóvenes. La recaudación de
la Jornada Mundial de las Misiones en Europa en 2008 ascendió a 63
millones de euros, en 2018 solo se recaudaron 40 millones. En el anuncio
misionero – ha continuado señalando -, la Iglesia también tiene un
problema de modernización y aún no ha llegado a la era digital, todavía
no hace pleno uso de la televisión, la radio y las redes sociales.
En la década del 1950, el Canadá francófono mandaba misioneros a todo el
mundo, el catolicismo era muy fuerte, se fundaron congregaciones e
institutos misioneros canadienses, recuerda el P. Yoland Ouellet,
Director Nacional de las OMP del área francófona de Canadá. Ahora
estamos viviendo en un mundo secularizado, en un desierto espiritual,
marcado por "valores modernos" como el materialismo, individualismo,
narcisismo, relativismo, ateísmo. Sin embargo, hay signos de esperanza y
grandes desafíos para la Misión en este contexto: en las 28 diócesis
francesas de Canadá, hablamos de Misión, para formar discípulos
misioneros y comunidades misioneras de discípulos, redescubrimos la
naturaleza de la Iglesia, la gracia de nuestro bautismo. El desafío es
la conversión de nuestra cultura católica y de las formas de hacer y ver
las cosas como nos hemos acostumbrados durante años.
El prof. Pierre Diarra, del Institute Catholique de Paris, Secretario de
las OMP en Francia, ha hablado de un África que cambia, que se debate
en tensión entre las dificultades y las esperanzas. Además se ha
detenido a reflexionar sobre algunos desafíos misioneros a los que hayq
ue hacer frente, tanto teológicos como socioculturales, en relación con
la pobreza, el gobierno, el diálogo de salvación, insistiendo en la
aceptación del Evangelio y de la fraternidad en Cristo, lo que supone la
cformación de todos, el compromiso con los necesitados y la
valorización de la misión garantizada por las mujeres.
En la mayoría de los países africanos, la situación de la misión es
similar, con pocas particularidades, ha explicado la profesora Florence
Oso, del Department of Theology, Major Seminary, Bodija, Ibadan, Nigeria.
La misión se lleva a cabo en el contexto de comunidades en las que
algunos han conocido a Cristo y necesitan una comprensión más profunda,
mientras que otros nunca lo han conocido, y esto requiere la missio ad
gentes. Entonces, la misión de la Iglesia en África hoy es tanto la de
sostener la fe como la de establecerla. Es innegable que la Iglesia en
África se ha enfrentado a desafíos en varios sectores y estos han
frenado el progreso de su misión evangelizadora. Al analizar los
desafíos que ponen a prueba la misión en África, la profesora ha citado
el etnocentrismo, la crisis etnopolítica, l acrisis económica/pobreza,
presiones externas/globalización, sincretismo, pentecostalismo y otras
sectas religiosas, terrorismo/secuestros, guerras entre tribus,
conflictos religiosos, migraciones...
El prof. Clarence Sandanaraj Davedassan, del Catholic Research Centre de
Kuala Lumpur, en Malasia ha recordado que la población asiática está
compuesta por casi el 60 por ciento de la población mundial, y casi el
13 por ciento de esta población es cristiana. Asia no es solo el lugar
donde nació Jesús y la Iglesia, sino también el lugar donde nació la
mayor cantidad de religiones mundiales. Las realidades diferentes y
complejas de Asia ofrecen oportunidades y desafíos, pero la llamado de
la Iglesia a "salir y evangelizar" se renueva en la vida de la Iglesia,
por lo tanto, Asia, con su pluralidad de religiones y tradiciones, puede
ofrecer a la Iglesia universal un paradigma diferente en la reflexión
sobre esta llamada.
El principal desafío en Asia es evangelizar a los laicos, quienes
representan la herramienta más efectiva para la evangelización del
mundo. Así lo ha afirmado el Dr. Manoj Sunny, Director Internacional
para la formación Jesus Youth, ex Coordinador de la Fraternidad de los
movimientos eclesiales en Asia, quien ha dicho que es necesario
centrarse en la evangelización de Asia, considerando la creciente
economía del continente, el rápido crecimiento de China e India y la
gran cantidad de migraciones de Asia a diferentes partes del mundo, ya
sea de estudiantes, trabajadores, familias o refugiados. El fenómeno
generalizado de la migración, el deslumbrante mundo de los medios y la
tecnología, que afecta en particular a los niños, adolescentes y
jóvenes, plantea nuevos desafíos para el sector misionero. Recordando
que todos los bautizados son "agentes de evangelización", la atención
debe centrarse en la formación de discípulos misioneros, para contar la
historia
de Jesús en Asia, donde comenzó todo.