Bishkek, KIRGUISTÁN (Agencia Fides, 29/11/2019) - “Como comunidad católica en Kirguistán,
estamos en manos del Señor que nos guía, para continuar planificando
nuestra actividad apostólica de misión en el país. Estamos viviendo un
año de gratitud: en 2019, de hecho, se cumple el 50 aniversario del
registro oficial de nuestra comunidad en el norte de Kirguistán por
parte del gobierno soviético. Y justo este año hemos consagrado una
nueva iglesia en la ciudad de Talas". Lo explica a la Agencua Fides el
jesuita p. Anthony Corcoran, administrador apostólico de Kirguistán. La
nueva iglesia, explica el p. Corcoran, lleva el nombre de San Nicolás de
Flüe, el santo que es el santo patrón de Suiza: "Es el primer edificio
diseñado, desde el principio, como un lugar de culto católico. Los otros
eran edificios existentes que fueron adaptados”.
La consagración, que tuvo lugar en octubre, fue celebrada por Monseñor
Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Astana, de nacionalidad
kirguisa. No solo participaron a la celebración los católicos locales,
sino también la comunidad de fieles y las Hermanas de Bishkek. También
estuvieron presentes el rector de la parroquia de Talas, el padre
Alexander Kan SJ, y el vicario general de la diócesis de Karaganda, en
Kazajstán, el padre Eugene Zinkovsky.
“La construcción de la iglesia se llevó a cabo por iniciativa del
entonces obispo Nikolai Messmer SJ, en 2010. El trabajo se llevó a cabo
con la ayuda de católicos de Suiza y Alemania y otras organizaciones de
caridad, en estos y otros países. La muerte repentina del obispo en 2016
no permitió que pudiese ver completado el trabajo, pero ahora, con la
ayuda de Dios, este proyecto tan esperado y deseado finalmente se ha
hecho realidad", concluyó el padre Corcoran.
Hoy Kirguistán es un país pequeño con una población de casi 6 millones
de habitantes que goza de libertad religiosa. Alrededor del 90% de la
población se considera musulmana. Los ortodoxos representan casi el 10%
del total, y las otras confesiones cristianas son una pequeña minoría.
Los católicos locales pueden contar con la asistencia espiritual de
siete sacerdotes, un religioso y cinco religiosas franciscanas.