Tokio, JAPÓN (Agencia Fides, 25/11/2019) - “El testimonio evangélico personal de cada
creyente, en la vida cotidiana, sigue siendo la forma ordinaria en que
las personas pueden encontrarse con Cristo Jesús en Japón y sentirse
atraídos por Él": lo explica a la Agencia Fides, con motivo del viaje
apostólico del Papa Francisco a Japón, el padre David Wessels, jesuita
estadounidense de 73 años, misionero en Japón desde 1970, profesor
emérito de la Sophia University de Tokio, después de 46 años de
enseñanza.
La Iglesia Católica en Japón, con una población de aproximadamente 125
millones de habitantes, cuenta con 450 mil fieles y trabaja en un
contexto cultural y social marcado por el individualismo, una cultura
super eficiente, una dedicación al trabajo que deja poco tiempo para
responder a grandes preguntas existenciales como la del sentido de la
vida. De este malestar interno pueden derivarse fenómenos como el
suicidio, la depresión o el fenómeno de hikikomori (el aislamiento de
los jóvenes que optan por retirarse de la vida social). Estas son
"formas de alienación y dificultades en las relaciones sociales, plagas
reales para la sociedad japonesa, que representan “desafíos” para la
misión de la Iglesia llamada a estar cerca de quienes sufren este
malestar.
El padre Wessels argumenta que “muchos japoneses se asustan solo por el uso
de la palabra ‘religión’, pero el profundo respeto por la naturaleza y
hacia los demás, típico de la cultura japonesa, muestra ese temor
reverencial que trae consigo un evidente sentido de los sagrado”.
Numerosas prácticas en la vida diaria, señala el jesuita, pueden
definirse como "religiosas": las visitas a los santuarios sintoístas y
templos budistas; las oraciones periódicas sobre las tumbas de los
antepasados; la actitud hacia el emperador, cuyo papel está envuelto en
simbolismo religioso; los ritos funerarios budistas; la presencia de
altares domésticos tradicionales en las familias. “Además – agrega-, la
afiliación a una gran organización religiosa estructurada rara vez se
considera una opción exclusiva”.
Por otro lado, según Wessels, “las instituciones católicas como las
escuelas y los hospitales gozan de gran estima e incluso prestigio. Las
obras educativas y sociales promovidas por la Iglesia generalmente son
tan admiradas que se crea un fenómeno bastante curioso: a menudo,
quienes han asistido a tales instituciones, se define a sí mismo como
'católico' incluso sin haber recibido el bautismo, y esto nos hace
comprender la fluidez de la identidad religiosa en Japón”.
En el ámbito eclesial, "hay más de 500 mil católicos de otras
nacionalidades" y, por lo tanto, se está llevando a cabo una “pastoral
de integración para promover la unidad entre los fieles locales e
inmigrantes dentro de la comunidad católica, que representan un depósito
de entusiasmo en una comunidad que envejece". Este camino dibuja "un
futuro multilingüe y multicultural para la Iglesia en la tierra del sol
naciente", señala.
En este marco, con su visita apostólica, el Papa Francisco viene a
"llamar la atención en una sociedad perfectamente organizada,
enfatizando el tema central, que es ‘Proteger toda vida’, en un país que
todavía está herido por el holocausto nuclear en Hiroshima y Nagasaki,
lugares donde el Papa irá a lanzar un mensaje universal de paz". El Papa
también viene a "alentar, fortalecer y despertar la fe de una pequeña
comunidad que recuerda la experiencia de sus mártires y está llamada a
atesorarla”.