Bamenda, CAMERÚN (Agencia Fides, 25/11/2019) - La violencia continúa en las provincias de
habla inglesa de Camerún. Aunque en algunas áreas ha habido un cese de
los enfrentamientos, en otros lugares la tensión sigue siendo muy alta.
Las fuerzas del orden de Yaundé han establecido un sistema de represión
que está golpeando fuertemente a la población. Las milicias separatistas
responden con igual dureza. Los civiles viven con miedo. "En los
últimos días en Bambui (una localidad no lejos de Bamenda, la ciudad
principal en la provincia del noroeste) se quemaron muchas casas y aún
continuan los enfrentamientos armados. Algunas personas han sido
asesinadas. Las patrullas policiales asustan a la población,
especialmente los ancianos que nunca han experimentado una atmósfera de
tal tensión”, explica un religioso camerunés a Fides, pidiendo el
anonimato para evitar represalias contra él y contra otros religiosos.
En ambas provincias, el conflicto lleva activo desde 2016. En aquel
momento, el presidente Paul Biya proclamó que quería trasladar a los
profesores de habla francesa a las escuelas de habla inglesa. Esta
disposición fue la chispa que llevó a un choque muy duro entre las
autoridades y las milicias que pedían la independencia de las provincias
de habla inglesa. Hasta ahora, el conflicto, según un informe de la ONG
Human Rights Watch, ha causado 1.800 muertes, más de medio millón de
personas desplazadas y 35.000 refugiados en Nigeria.
La población no solo teme a la policía, sino también a las milicias
separatistas. "La población - continúa el religioso-, tiene una actitud
cambiante hacia ellos. En los últimos meses ha habido muchos secuestros
de sacerdotes. Esto ha obligado a Andrew Nkea Fuanya, obispo de Mamfe, a
cerrar tres parroquias en su diócesis. George Nkuo, Obispo de Kumbo,
fue secuestrado. No solo las autoridades religiosas, sino también los
civiles son secuestrados diariamente para pedir un rescate. Dicho esto,
hay que decir que una gran parte de la población prefiere los milicianos
a la policía”.
La tensión bloquea la vida social y económica de las provincias. “Los
continuos enfrentamientos - continúa la fuente de Fides - hacen que las
actividades de la sociedad civil sean imposibles. También en el campo
económico las dificultades aumentan ya que la mayoría de las empresas
han dejado de trabajar en la zona. Las dos provincias viven de la
agricultura, pero ahora cultivar los campos es complicado, muchos
campesinos han sido asesinados mientras trabajaban". ¿Las elecciones
presidenciales y legislativas de 2020 cambiarán la situación? A este
respecto hay escepticismo: “Algunos partidos políticos, como el Frente
Socialdemócrata, la principal formación de oposición, se han retirado",
continúa el religioso.
"Tememos los fraudes durante la votación, o que
explote la violencia. La Iglesia Católica continúa predicando que la
violencia no puede conducir a soluciones positivas. Los obispos piden
que se abra un diálogo. Ante las constantes amenazas,
especialmente por parte de los separatistas, la Iglesia Católica busca
acercarse a los jóvenes para educarlos sobre los valores de la vida".