jueves, 25 de octubre de 2012

Benedicto XVI recibe al Presidente de la República de Chipre


CIUDAD DEL VATICANO, 25 Octubre 2012 (VIS).- S.S. Benedicto XVI ha recibido esta mañana al Presidente de la República de Chipre, Demetris Christofias que, sucesivamente, se ha encontrado con el Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado, a quien acompañaba el Arzobispo Dominique Mamberti, Secretario para las Relaciones con los Estados.

“En los encuentros, desarrollados en un clima de cordialidad, se ha tomado acto de las buenas relaciones entre la Santa Sede y la República de Chipre y se han abordado argumentos de interés común, en particular la importancia del diálogo y del respeto de los derechos humanos, entre los cuales la libertad religiosa”, informa un comunicado.

“En estos momentos en que la República de Chipre ejerce la presidencia del Consejo de Europa, se ha pasado revista a la situación europea. Asimismo, se ha manifestado el deseo de que las iniciativas para el diálogo y la paz entre las partes en conflicto en Oriente Medio logren resultados positivos con la aportación de la Comunidad Internacional”. El debate ha acertado los hechos, revelando que el sr. Gabriele ha actuado su proyecto delictivo sin instigación o incitación por parte de otros, sino basándose en convicciones personales que, de ninguna manera, se pueden compartir. Las diversas conjeturas sobre la existencia de un complot o de la implicación de más personas, a la luz de la sentencia, se han revelado infundadas”.

“Con la sentencia definitiva el sr. Gabriele tendrá que cumplir el período de detención que se le ha infligido. Además, se abre ahora en contra suya, el procedimiento para la destitución de derecho, prevista en el Reglamento General de la Curia Romana”,

“En relación con la medida de detención queda abierta la eventualidad de la concesión del indulto que, como se ha recordado varias veces, es un acto soberano del Santo Padre. No obstante, la misma, presupone, razonablemente, el arrepentimiento del reo y la petición sincera de perdón al Sumo Pontífice y a cuantos han sido ofendidos injustamente”.

“Si se compara con el daño causado, la pena aplicada resulta, al mismo tiempo, ligera y ecua, debido a la peculiaridad del ordenamiento jurídico del que emana”.