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SIBARI, 21 de junio 2014 (VIS).- Durante el trayecto de Cassano all'Jonio a Sibari, (poco menos de 20 km.) el Papa FRANCISCO se detuvo en la Parroquia de San José donde el pasado 3 de mayo fue asesinado el sacerdote Lazzaro Longobardi, al que su Obispo Nunzio Galantino, Secretario de la Conferencia Episcopal Italiana, definió como ''un mártir de la caridad''.
El Santo Padre llegó a las 16.00 a Marina de Sibari y después de saludar a los numerosos fieles allí reunidos, celebró la Santa Misa del Corpus Christi en la que recordó que si el Jueves Santo se hace memoria de la institución de la Eucaristía en la Ultima Cena, en el Corpus predominan la acción de gracias y la adoración.
''Efectivamente -explicó en su homilía- es tradicional en este día la procesión con el Santísimo Sacramento. Adorar a Jesús Eucaristía y caminar con El. Son los dos aspectos inseparables de esta fiesta y que caracterizan toda la vida del pueblo cristiano: un pueblo que adora a Dios y un pueblo que camina: que no está quieto ¡camina!''.
''En primer lugar somos un pueblo que adora a Dios que es amor, que en Jesucristo se entregó por nosotros, se ofreció en la cruz para expiar nuestros pecados y por la potencia de ese amor resucitó de la muerte y vive en su Iglesia. ¡No tenemos otro Dios que no sea éste!..Cuando a la adoración del Señor se sustituye la adoración del dinero, se abre el camino al pecado, al interés personal y al abuso; cuando no se adora a Dios, al Señor, uno se convierte en adorador del mal como lo son los que viven de la deshonestidad y de la violencia. Vuestra tierra, tan hermosa, conoce los signos y las consecuencias de este pecado. La 'ndrangheta es esto: adoración del mal y desprecio del bien común. Hay que luchar contar este mal y extirparlo. ¡Hay que decirle no! La Iglesia, que se que está muy comprometida en la educación de las conciencias, debe emplearse a fondo para que el bien prevalezca. Nos lo piden nuestros chicos y chicas, nuestros jóvenes que necesitan esperanza. La fe puede ayudar a responder a estas exigencias. Aquellos que en la vida siguen esta senda del mal como los mafiosos, no están en comunión con Dios: ¡están excomulgados!''.
'Hoy lo confesamos con la mirada
puesta en el Corpus Christi, en el Sacramento del altar. Y por esta
fe renunciamos a Satanás y a todas sus seducciones; renunciamos a
los ídolos del dinero, de la vanidad, del orgullo, del poder, de la
violencia. Nosotros, los cristianos, no queremos adorar nada ni nadie
en este mundo si no es a Jesucristo que está presente en la santa
Eucaristía''.
''Quizás no siempre nos damos
cuenta de todo lo que ésto significa -matizó
el Pontífice- de qué consecuencias tiene o tendría que
tener nuestra profesión de fe. Nuestra fe en la presencia real de
Jesucristo... en el pan y el vino consagrados es auténtica si nos
comprometemos a caminar tras El y con El. Adorar y caminar: un pueblo
que adora es un pueblo que camina, intentando poner en práctica su
mandamiento, el que dio a los discípulos en la Ultima Cena: ''Amaos
los unos a los otros como yo os he amado''. El pueblo que adora a
Dios en la Eucaristía es el pueblo que camina en la caridad. Adorar
a Dios en la Eucaristía, caminar con Dios en la caridad fraternal''.
''Hoy como Obispo de Roma estoy aquí
para confirmaros no solo en la fe -subrayó-
sino también en la caridad, para acompañaros y alentaros
en vuestro camino con Jesús Caridad...Extiendo mi apoyo a todos los
pastores y fieles de la Iglesia en Calabria, comprometida
valerosamente en la evangelización y en el favorecer estilos de vida
e iniciativas que pongan en el centro las necesidades de los pobres y
de los últimos. Y lo extiendo también a las autoridades civiles que
quieren vivir la tarea política y administrativa por lo que ésta
es: un servicio al bien común. Aliento a todos a testimoniar la
solidaridad concreta con los hermanos, especialmente con los que más
necesitan justicia, esperanza y ternura''.
FRANCISCO dio después gracias a Dios
por todos los signos de esperanza que ve en las familias, las
parroquias y los movimientos eclesiales de Calabria y exhortó al
mismo tiempo a los jóvenes a que no se dejasen robar esa virtud
porque gracias a ella y con Jesús en sus corazones sabrían
''oponerse al mal, a las injusticias y a la violencia con la
fuerza del bien, de lo verdadero y de lo bello''.
''El Cuerpo del Señor hace de
nosotros una sola cosa, una sola familia, el Pueblo de Dios reunido
alrededor de Jesús, Pan de vida... Si adoráis a Cristo y camináis
tras él y con él, vuestra Iglesia diocesana y vuestras parroquias
crecerán en la fe y en la caridad, en la alegría de evangelizar.
Seréis una Iglesia en la que... uno al lado del otro se sostienen,
se ayudan, se aman como hermanos, especialmente en los momentos
difíciles. Y María, nuestra madre, mujer eucarística, que veneráis
en tantos santuarios, sobre todo en el de Castrovillari, os precede
en este peregrinaje de la fe'', terminó el Santo Padre.
A las 17.30, finalizada la Eucaristía,
el Papa se desplazó al helipuerto adyacente al campo de deportes y
desde allí, a las 1800 emprendió el regreso a Roma donde aterrizó
una hora y media más tarde.