miércoles, 4 de febrero de 2015

Audiencia General del Papa FRANCISCO: "La importancia de la presencia del padre en la familia"



CIUDAD DEL VATICANO, 4 de febrero 2015 (VIS).- El aspecto positivo y decisivo de la figura del padre fue el tema elegido por el Papa FRANCISCO para la catequesis de la Audiencia General de los miércoles que se desarrolló a las 10.00 horas en el Aula Pablo VI del Vaticano.

''Cada familia -dijo- necesita un padre ...y me gustaría hablar de su papel partiendo de algunas frases que se encuentran en el Libro de los Proverbios, palabras que un padre dirige a su hijo: "Hijo mío, si tu corazón es sabio, también el mío se llenará de alegría. Exultaré dentro de mí, cuando tus labios hablen con rectitud''.

''No se podrían expresar mejor el orgullo y la emoción de un padre que reconoce haber transmitido a su hijo lo que realmente importa en la vida: un corazón sabio'', afirmó el Pontífice, explicando que en la frase del Libro de los Proverbios es como si el padre dijese: ''Esto es lo que quería dejarte para que se convirtiera en algo tuyo: la capacidad de sentir y actuar, de hablar y juzgar con sabiduría y rectitud. Y para que tu pudieras ser así te he enseñado cosas que no sabías y he corregido los errores que no veías … Yo, en primer lugar tuve que poner a prueba la sabiduría del corazón, y vigilar los excesos del sentimiento y el resentimiento, para soportar el peso de los malentendidos inevitables y encontrar las palabras adecuadas para hacerme entender''.

''Un padre -exclamó FRANCISCO- sabe cuánto cuesta transmitir este legado: cuanta proximidad, cuanta dulzura y cuanta firmeza. Pero, ¡qué consuelo y que recompensa recibe, cuando los hijos rinden honor a esta herencia ! Es una alegría que compensa todas las fatigas, supera cualquier malentendido y cura todas las heridas''.

Para ''ser un buen padre, lo primero es estar presente en la familia. Estar cerca de la esposa, para compartir todo, alegrías y tristezas, esperanzas y esfuerzos. Y estar cerca de los hijos mientras crecen: cuando juegan y cuando se esfuerzan, cuando están alegres y cuando están angustiados, cuando se expresan y cuando callan, cuando se atreven, y cuando tienen miedo, cuando dan un paso en falso y cuando encuentran su camino. ''Padre presente siempre -reiteró el Santo Padre- Pero decir presente no es lo mismo que decir controlador. Porque los padres controladores anulan a sus hijos, no les dejan crecer''.

El Evangelio nos habla del ejemplo del Padre que está en el cielo - el único, dice Jesús, que puede ser llamado verdaderamente ''Padre bueno. ''Todos -recordó FRANCISCO- conocen la extraordinaria parábola del "hijo pródigo", o más bien del "padre misericordioso", que se encuentra en el Evangelio de Lucas ¡Cuánta dignidad y cuánta ternura hay en la espera del padre que está en la puerta esperando el regreso de su hijo''. Los padres deben ser pacientes. Tantas veces no se puede hacer nada más que esperar; rezar y esperar con paciencia, dulzura, magnanimidad, misericordia''. Un buen padre ''sabe esperar, y sabe perdonar, desde el fondo de su corazón; ciertamente también sabe corregir con firmeza...El padre que sabe cómo corregir sin humillar es el mismo que sabe proteger sin ahorrar esfuerzos''.

Si hay alguien que pueda explicar hasta el fondo la oración del Padre Nuestro, que nos enseñó Jesús, ''es sólo el que vive en primera persona la paternidad. Sin la gracia que viene del Padre que está en los cielos, los padres pierden valor, y dejan el campo. Pero los hijos necesitan encontrar un padre que los espera cuando regresan de sus fracasos. Harán de todo para no admitirlo, para no demostrarlo, pero lo necesitan; y no encontrarlo abre en ellos heridas difíciles de sanar''.

''La Iglesia, nuestra madre -concluyó el Papa- se compromete a apoyar con todas sus fuerzas la presencia buena y generosa de los padres en las familias, porque son para las nuevas generaciones custodios y mediadores insustituibles de la fe en la bondad, de la fe en la justicia y en la protección de Dios, como San José''.

Posteriormente saludó a los fieles en francés, inglés, alemán, español, portugués, polaco y árabe.

Estas fueron sus palabras en castellano:


"Queridos hermanos y hermanas


Hoy quisiera referirme al aspecto positivo y decisivo de la figura del padre. Toda familia necesita un padre. Un padre que no se vanaglorie de que el hijo sea como él, sino que se alegre de que aprenda la rectitud y la sensatez, que es lo que cuenta en la vida. Esto será la mejor herencia que podrá transmitir al hijo, y se sentirá henchido de gozo cuando vea que la ha recibido y aprovechado. Por eso el padre trata de enseñarle lo que el hijo aún no sabe, corregir los errores que aún no ve, orientar su corazón, protegerlo en el desánimo y la dificultad. Todo ello con cercanía, con dulzura y con una firmeza que no humilla. Para ser un buen padre, lo primero es estar presente en la familia, compartir los gozos y las penas con la mujer, acompañar a los chicos a medida que van creciendo. La parábola evangélica del hijo pródigo nos muestra al padre que espera a la puerta de casa el retorno del hijo que se equivocó. Sabe esperar, sabe perdonar, sabe corregir. También hoy los hijos, al volver a casa con sus fracasos, necesitan a un padre que los espere, los proteja, los anime y les enseñe cómo seguir por el buen camino. A veces tendrán que castigarlos, pero nunca se da una bofetada en la cara. Muchas veces no lo admitirán – los fracasos – los hijos, pero necesitan del padre. Como todos necesitamos acudir al único padre bueno, como dice el Evangelio (cf. Mc 10,18), el Padre nuestro que está en los cielos.


Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España, Argentina, México y otros países latinoamericanos. Pidamos al Señor que nunca falte en las familias la presencia de un buen padre, que sea mediador y custodio de la fe en la bondad, en la justicia y la protección de Dios, como lo fue san José. Muchas gracias".


La Audiencia General concluyó con el canto del Pater Noster y la Bendición Apostólica impartida por el Papa FRANCISCO.