Bartella, IRAQ (Agencia Fides, 15/05/2019) - El robo y la violencia que dos ancianas
cristianas sufrieron en su propia casa en la llanura de Nínive a manos
de un grupo armado se ha convertido en un "caso" político que ha
alimentado el malestar sobre la falta de seguridad en esa zona de Irak,
donde tradicionalmente han vivido las comunidades cristianas.
Las dos mujeres -madre e hija- fueron fuertemente golpeadas el lunes 13
de mayo en la ciudad de Bartella por un grupo de hombres armados que
allanaron su casa, las golpearon y les robaron. Las dos mujeres están en
el hospital en estado grave. La policía arrestó a dos sospechosos que
tenían un verdadero arsenal en la casa consistente en tres Kalashnikovs,
cuatro granadas de mano y siete cuchillos militares.
El caso no está siendo tratado como un simple asalto. Representantes de
organizaciones cristianas como Muna Yaku, profesora de derecho de la
Universidad de Salahaddin en Erbil, vinculan este ataque contra las dos
mujeres a otras acciones intimidatorias destinadas a alejar a las
familias cristianas de sus aldeas de origen, situadas en la llanura de
Nínive, de las que ya habían huido entre la primavera y el verano de
2014, cuando toda la zona cayó en manos del Estado islámico (Daesh).
Rayan al Kildani, jefe de las "Brigadas Babilónicas", un grupo político
nacido como milicia armada, -que siempre ha reivindicado estar solo
compuesto por cristianos pese a que se han encontrado vínculos con las
milicias chiítas proiraníes-, también ha solicitado que se investigue lo
ocurrido y se castigue a los culpables.
En la Llanura del Nínive reinó siempre la convivencia de árabes sunitas,
cristianos, kurdos, shabaks y yazidíes. Muchos de los grupos
minoritarios del lugar se vieron obligados a huir cuando Daesh tomó el
control de Mosul. En Bartella, a pesar de los llamamientos de la
jerarquía eclesiástica y de las múltiples muestras de solidaridad y
apoyo económico, menos de un tercio de las 3.800 familias cristianas que
huyeron durante la ocupación yihadista regresaron a sus hogares.
La Llanura de Nínive sigue siendo el centro de los intereses regionales y
de las operaciones de los diferentes grupos étnico-religiosos. Por eso,
los representantes de las comunidades cristianas denuncian
periódicamente los intentos de alterar los equilibrios demográficos
tradicionales de la zona. Khalil Jamal Alber,
director general de Asuntos Cristianos del Ministerio de Instituciones
Religiosas (Awqaf) del Gobierno de la Región Autónoma del Kurdistán
Iraquí, ya advirtió de que las fuerzas de movilización popular -
milicias chiítas presentes en el territorio de la llanura de Nínive -
estaban intentando cambiar la composición multirreligiosa y multiétnica
de la población de la llanura en detrimento del componente cristiano.
Según Khalil Jamal Alber, este intento consiste en el traslado a la
región de la población chiíta, también procedente del sur de Irak, a
través de la intimidación y la presión social por parte del grupo étnico
religioso Shabak.