Beira, MOZAMBIQUE (Agencia Fides, 21/12/2019) - La población está al borde de la hambruna y la
emergencia humanitaria no se detiene: es la alarma lanzada por los
Padres Blancos, nueve meses después de que el ciclón Idai azotara
Mozambique causando graves inundaciones y dejando un rastro de
destrucción tras de sí. El ciclón causó la muerte de más de mil personas
(602 en Mozambique, 344 en Zimbabwe, 60 en Malawi) y la ciudad más
afectada fue Beira. El desbordamiento de los ríos Buzi y Pungue dejó
sumergidos pueblos enteros que permanecieron aislados durante días.
Desde entonces, la vida se va recuperado lentamente, pero aún nos
encontramos en un estado de emergencia humanitaria en esta víspera de
Navidad.
El p. John Itaru, ecónomo de los Padres Blancos en Mozambique, ha
visitado las áreas de Beira, Dombe, Sussundenga y Tete. Tras su visita
explica a la Agencia Fides: “Beira se ha visto seriamente afectada. La
ciudad está de rodillas. Ahora la vida parece querer volver lentamente a
la normalidad. Nuestras comunidades solo han sufrido daños leves. A
excepción de Nazarè, donde se encuentra nuestro centro catequético. En
esa área, en los días del huracán, los fuertes vientos y las lluvias
torrenciales se llevaron volando los techos. Allí y en otras zonas, han
sido precisamente los techos de chapa arrancados y transportados por las
ráfagas de viento los que han causado numerosas víctimas".
En las semanas posteriores al huracán, llegaron ayudas de otros países
africanos, de Europa y América del Norte. Esto permitió que los
mozambiqueños se recuperaran, pero ahora, después de varios meses, los
donantes comienzan a abandor gradualmente el país. “La mayoría de la
gente - continúa el padre John -, especialmente aquellos que viven en el
campo, todavía necesitan ayuda. Los cultivos se han perdido, las
infraestructuras están destruidas. La mayoría de estas personas, que
ahora viven en campos de refugiados, no pueden regresar a sus hogares
porque están medio destruidos y son peligrosos. Algunos campos de Dombe,
Tete y Beria están en condiciones horribles y no tienen las condiciones
básicas para vivir una vida digna. Se está pidiendo a la gente que
comiencen una nueva vida en áreas de reasentamiento, pero para estas
personas no es fácil reanudar sus vidas en zonas que no conocen".
Los Padres Blancos han tomado medidas para ayudar a las poblaciones en
los campos de Dombe, Beira y Tete: “En Tete - concluye el misionero -,
la situación es muy difícil. Solo ha llegado una aprte de las ayudas
necesarias. Estamos trabajando duro para llevar comida, ropa y, sobre
todo, agua limpia. Hay mucho peligro de propagación de enfermedades. Por
eso lanzamos un llamamiento: no apagueis los reflectores sobre
Mozambique. Continuad a mandar ayuda. ¡La población realmente lo
necesita!”.
La Ong Oxfam confirma la gravedad de la situación señalando que "en
Mozambique la respuesta humanitaria, solicitada por las Naciones Unidas,
ha sido financiada por menos de la mitad" y habla de "empeoramiento de
una crisis olvidada". Desde el pasado mes de abril, el número de
personas que necesitan ayuda alimentaria con urgencia para sobrevivir en
Mozambique, afectados por los dos ciclones Idai y Kenneth, ha aumentado
en más de una cuarta parte, pasando de 1,6 millones a 2 millones. de
personas. El empeoramiento se debe en parte a las consecuencias del
cambio climático, que ha provocado una severa sequía en el sur del país,
además de los violentos enfrentamientos armados que están destrozando
el norte de Mozambique. La dramática situación afecta principalmente a
los pequeños agricultores. Oxfam señala que "la hambruna ahora podría
diezmar a la población que sobrevivió al ciclón Idai”.