Telegrama del Santo Padre
He recibido la triste noticia del fallecimiento del querido Cardenal Attilio Nicora y deseo expresarle, así como a todos sus familiares, y también al Arzobispo y a los hermanos de su amada Iglesia ambrosiana mi más sentido pésame. Deja un recuerdo cargado de estima y reconocimiento por el preciado servicio que ofreció con singular competencia, tanto a la Iglesia como a la sociedad civil en Italia, en especial en el ámbito jurídico, de cara a la revisión del Concordato de Letrán y a la actuación del sistema de sustento económico a la Iglesia católica y al sustentamiento del clero, como a la Santa Sede, como presidente riguroso y con amplias miras, primero del APSA y después del AIF. A la celestial intercesión de María Santísima y de san Juan Pablo II que lo envío a guiar la diócesis de Verona y después lo creó Cardenal, confío mis oraciones de sufragio por su ánima sacerdotal, mientras le envío como a cuantos lloran su desaparición la bendición apostólica.
FRANCISCO