Astana, KAZAJSTÁN (Agencia Fides, 03/01/2019) - “El factor religioso podría, en el futuro,
asumir un papel cada vez mayor en el proceso de identidad nacional
kazaja”. Lo explica a la Agenzia Fides Giannicola Saldutti,
investigadora asociada en el Instituto de Estudios Avanzados en
Geopolítica y Ciencias Auxiliares, con sede en Roma. Según la experta,
Kazajstán, que celebró 27 años de independencia de la antigua Unión
Soviética el 16 de diciembre, debe llevar a cabo políticas religiosas
cuidadosas porque “el peligro podría provenir de una creciente
radicalización del Islam, un fenómeno en este momento. evitado por las
medidas adoptadas por Nazarbaev, decidido a constituir una identidad
nacional basada en la veneración pública de las instituciones estatales y
en la libertad privada de culto”.
Saldutti señala que, desde ese 16 de diciembre de 1991, el presidente
Nazarbaev se comprometió en la formación de una verdadera identidad
nacional: “Mientras que durante la década de 1990 y principios de la
década de 2000, el componente 'ruso' de la sociedad kazaja parecía tener
una influencia considerable en las decisiones políticas internas, hoy
el estado parece haber emprendido el camino hacia la plena conciencia
del sentimiento nacional. La decisión de reformar el alfabeto kazajo del
cirílico al latín y hacer cambios significativos en la toponimia del
estado, así como la aprobación de una nueva doctrina militar dirigida
sobre todo a las regiones del norte del país, deja clara la nueva
voluntad estratégica de un país con ganas de forjar un espacio de
maniobra en la comunidad internacional”.
El crecimiento de Kazajstán en 27 años de independencia ha sido
constante: “Las condiciones de la economía de la región a fines de 1991
eran preocupantes”. La transición hacia la economía de mercado para los
antiguos países de la URSS fue muy traumática. Sin mencionar la crisis
social por la gran variedad étnica presente. Sin embargo, casi treinta
años después, debe reconocerse que Astana ha logrado evitar los riesgos
más graves, constituyendo una entidad estatal fuerte en la región, capaz
de liderar una verdadera política exterior multivectorial y tejer
relaciones hábiles y rentables. con Rusia, Estados Unidos y China”.
En este sentido, el proceso de transición democrática parece haberse
puesto en segundo plano: “La figura presidencial está firmemente anclada
en la mentalidad del pueblo kazajo. En cualquier caso, sin embargo, al
evaluar la situación política general, debemos tener en cuenta la
historia política del país y los hábitos políticos locales, fuertemente
arraigados en un mundo de orígenes nómadas como el de las estepas
euroasiáticas. Lo más probable es que la democratización de Kazajstán
solo se reinicie gracias a una nueva generación de políticos, capaces de
completar la transacción habiendo experimentado otros escenarios
políticos internacionales diferentes al soviético”.
Según los datos oficiales proporcionados por el Ministerio de Relaciones
Exteriores de Kazajstán, de los 17 millones de habitantes, el 70% son
musulmanes y aproximadamente el 26% son cristianos, de los cuales solo
un 1% es católico.