Uagadugú, BURKINA FASO (Agencia Fides, 20/11/2019) – “En el Sahel se violan todos los días los
derechos humanos fundamentales: el derecho a la vida, a la libertad
religiosa, a la educación, a la propiedad y a la seguridad”, denuncian
los obispos de Burkina Faso, Níger, Ghana, Malí y Costa de Marfil, en un
comunicado emitido al concluir su encuentro celebrado en Uagadugú sobre
la crisis que destroza la región debido a la violencia de los grupos
yihadistas que actúan en Malí, Níger, Burkina Faso. En este último país
han muerto más de 700 personas y unas 500.000 se han convertido en
desplazadas internas y refugiadas por las incursiones de grupos armados
desde 2015.
“El epicentro de la inseguridad se produjo por primera vez en Malí.
Ahora es Burkina Faso el corazón del conflicto”, lamentó Patrick
Youssef, Director Adjunto del Comité Internacional de la Cruz Roja para
África, durante la conferencia de prensa en el Foro Internacional en
Dakar (Senegal) sobre paz y seguridad en África, una cita donde la
crisis del Sahel estaba en el centro de la agenda de los trabajos.
Incluso los países menos afectados por el terrorismo yihadista han
expresado su preocupación por la situación en la que viven los estados
vecinos. “No se suele pensar en cómo el terrorismo afecta a otros, pero
todos los países del mundo pueden ser blanco de esta amenaza. También
Costa de Marfil”, señaló por su parte en este mismo foro el ministro de
Relaciones Exteriores de Costa de Marfil, un país que sufrió un ataque
terrorista en Grand Bassam en marzo de 2016.
La grave inseguridad en la que viven grandes zonas de Burkina Faso no
impidió la apertura el 18 de noviembre en Uagadugú del 4º Congreso de
África y Madagascar sobre la Divina Misericordia. El Congreso, presidido
por el Cardenal Philippe Nakellentuba Ouédraogo, arzobispo de Uagadugú,
lleva por título “Divina Misericordia: una gracia para nuestro tiempo”.
Entre los temas de las exposiciones que se presentan en el Congreso,
algunos se refieren a la crisis multiforme de la región que va desde la
manipulación de los conflictos o la explotación ilegal brutal de los
recursos naturales, pasando por el comercio internacional hasta la
creciente brecha entre ricos y pobres.