Monseñor Filoni ha trazado brevemente la vida de Santa Teresita, que nació en 1873 y murió a la edad de 24 años, el 30 de septiembre de 1897. La santa dio su vida "para la salvación de las almas y para la renovación de la Iglesia", fue proclamada por el Papa Pío XI, "Patrona de las Misiones", y luego por el Papa Juan Pablo II, "Doctora de la Iglesia".
El prefecto ha citado una página de los escritos de Santa Teresita, en la que la joven dice: "Yo tenía aspiraciones enormes que fueran un martirio para mí y busqué en mi vida, una respuesta". La respuesta vino al leer el pasaje de San Pablo (1 Cor 12-13), que establece que "no todos pueden ser apóstoles, profetas, maestros" y que la Iglesia, como un cuerpo, tiene muchas partes. "Yo quería ser todo, pero no podía, entonces - dice la santa - me di cuenta de que hay una parte, noble y necesaria, que no puede faltar: ser el corazón de la Iglesia, el amor." Santa Teresita comprendió que "sólo el amor empuja a la acción de miembros de la Iglesia y si se hubiera apagado, los apóstoles no habrían anunciado el Evangelio, los mártires no habrían derramado su sangre". Por lo que la santa dijo: "Aquí he encontrado mi vocación: en el corazón de la Iglesia, mi Madre, yo seré el amor", escribe Santa Teresa.
El Prefecto del Dicasterio misionero remarcó: "Esta experiencia de Santa Teresita se contextualiza en el período de su vida y en el período histórico - la segunda mitad del siglo XIX - donde las misiones católicas conocían una consolidación y un aumento extraordinario: nacieron grandes fundaciones misioneras por su apoyo y un sinnúmero de congregaciones misioneras que han ofrecen personal para las misiones".
Ésto también constituye hoy un "buen programa misionero" por ello - dijo el prelado - "nuestra Congregación, acogiendo la intuición de Santa Teresita del Niño Jesús, quiere estar en el cuerpo de la Iglesia, el corazón del que proviene el amor para la evangelización. Todos nosotros estamos llamados a ser parte y a trabajar; debemos sentir esta misión como nuestro objetivo primordial".
"La proclamación del Evangelio lleva consigo la solidaridad, la dignidad, la justicia, la ecología", dice Monseñor Filoni a comienzos del mes misionero
CIUDAD DEL VATICANO (Agencia Fides 01/10/2011). El desarrollo de los pueblos, la solidaridad, la dignidad de la vida, el apoyo moral, la promoción de la justicia, el conocimiento de los pueblos de etnias lejanas, el respeto de la creación: estos son los frutos que trae el anuncio del Evangelio. Lo dijo en una entrevista para la Agencia Fides su excelencia monseñor Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, repasando el contenido de una amplia entrevista con L'Osservatore Romano, en ocasión del comienzo del mes misionero.El arzobispo recordó el mensaje del Papa para la Jornada Misionera Mundial (23 de octubre de 2011), titulado "Como el Padre me ha enviado así os envío yo", haciendo hincapié en "el compromiso de llevar a todos los cristianos, como bautizado, el anuncio del Evangelio". "Evangelizar - explica - es el servicio más valioso que podemos dar a nuestra fe, porque para el cristiano proclamar el Evangelio significa responder a Jesús. Evangelizar es, al mismo tiempo, servicio a la Iglesia, y también servicio a todas las personas".
El anuncio del Evangelio, de hecho, - añade el prefecto - "siempre favorece el desarrollo de los pueblos, dirige y crea la solidaridad. Por esta razón, a pesar de que la evangelización es nuestro primer objetivo, nuestro objetivo es siempre promover la solidaridad con las personas que viven en los territorios de misión, el intercambio y la comprensión de sus necesidades humanas, sociales y materiales". Refiriéndose a un contexto de desarrollo, la evangelización promueve el servicio de educación y sanidad, ofreciendo apoyo moral a mucha gente, "permite a los hombres a vivir con más dignidad". En la difusión de los valores del Evangelio, también "se promueve la justicia, que tanto necesitan nuestros territorios", señaló monseñor Filoni.
El trabajo misionero también "promueve el conocimiento de los grupos étnicos y las poblaciones lejanas, llenas de valores, hace apreciar la cultura, la realidad diferente de nuestra propia civilización y desarrolla la solidaridad". Y "también promueve la ecología, asegurando que el ambiente sea conocido y respetado tanto por la población local, como por nosotros".
El Prefecto del dicasterio misionero comentó, finalmente, que "el primer anuncio" y "nueva evangelización" (la de los países de antigua tradición cristiana) caminan de la mano, diciendo que la Congregación de Propaganda Fide, que se ocupa de zonas de primera evangelización "mira cuidado el dicasterio para la nueva evangelización: caminamos juntos, ayudándose unos a otros en el servicio a la Iglesia y a la humanidad".