Juba, SUDÁN DEL SUR (Agencia Fides, 21/01/2017) - “Pido ayuda para 7 de las 22 parroquias de mi
diócesis que se han visto afectadas por la violencia que asola la zona”,
dice a la Agencia Fides Su Exc. Mons. Eduardo Hiiboro Barani Kussala,
obispo de Tombura-Yambio, en Sudán del Sur, donde el conflicto entre el
presidente, Salva Kiir, y el ex vicepresidente, Riek Machar, ha
desencadenado una serie de conflictos étnicos en diferentes partes del
país.
Entre estas zonas está la de Tombura-Yambio donde - según lo explicado
por Mons Kussala – los actos de violencia estallaron cuando, alrededor
del 28 de diciembre del 2016, los militares del SPLA (Movimiento de
Liberación del Pueblo de Sudán, formación de guerrilla de Kiir que se ha
convertido en el ejército regular de Sudán del Sur después de la
independencia en 2011) fueron atacados en la carretera hacia Ibba por
unos jóvenes armados. Según fuentes no oficiales, en la emboscada, los
militares del SPLA han perdido una cantidad significativa de dinero y
personal clave de sus altos mandos; este hecho ha provocado que los
soldados del SPLA se vuelvan extremadamente agresivos y enojados. La
gente dice que han mandado un helicóptero especial desde Juba para
recoger a los muertos.
“Lo que ha ocurrido después ha sido una verdadera catástrofe humanitaria
- dice Mons. Kussala. -. Los militares del SPLA han perseguido a los
que los habían asaltado alrededor de Yambio, en la carretera de Maridi.
Por esta razón muchos civiles se han visto envueltos en el tiroteo o
intencionalmente asesinados por los militares. No se puede saber el
número exacto de muertos a través de las organizaciones humanitarias, y
nosotros mismos en la diócesis no disponemos de datos fiables, ya que es
muy difícil llegar a las zonas afectadas”.
“Nuestra diócesis, junto con otros organismos de asistencia, coordinada
por la Comisión Municipal que se ocupa de las ayudas, está registrando a
los desplazados a los campos de refugiados en la Yambio Primary School,
donde algunos han encontrado acogida”, dice el Obispo. La mayoría de
los desplazados han perdido todos sus suministros de alimentos, mientras
que sus casas han sido quemadas o saqueadas.
En la estación misionera Rii-menze, Nuestra Señora de la Asunción, miles
de desplazados han encontrado refugio en la misión. Mujeres, niños y
ancianos están durmiendo en la iglesia y en las aulas. Su número aumenta
cada día, porque la gente que puede hacerlo abandona el bosque y llega a
la misión.
Mons. Kussala pide que se envíe ayuda a estas personas. “Cualquier
donación para apoyar a la población de Riimenze será recibida con
aprecio y gratitud. Yo mismo he vivido durante dos años en esta
parroquia y conozco personalmente a muchos de ellos. Es muy doloroso y
siento una profunda tristeza en mi corazón al ver tanta violencia y
sufrimiento impuesto a estos inocentes”, concluye el Obispo.