Osaka, JAPÓN (Agencia Fides, 20/01/2017) - El 7 de febrero se llevará a cabo en Osaka, la
solemne ceremonia de beatificación de Justo Takayama Ukon (1552-1615),
el “Samurai de Cristo”, un personaje muy querido por la Iglesia
japonesa. Así lo ha anunciado a la Agencia Fides el Obispo Isao Kikuchi,
SVD, cabeza de la diócesis de Niigata y Presidente de Cáritas Japón,
informando de que la fecha ha sido anunciada oficialmente entre la
Conferencia Episcopal del Japón y la Santa Sede. El Papa Francisco firmó
el decreto de beatificación en enero de 2016 y la Iglesia japonesa se
ha estado preparando durante todo un año para el evento, pidiendo que se
celebrase en suelo japonés. La Santa Sede ha acogido esta instancia y
el Card. Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de
los Santos, presidirá la celebración, como ya según lo anunciado, será
retransmitida en vivo en Japón por la la televisión.
La Conferencia Episcopal, tras concluir la fase diocesana del proceso de
beatificación, presentó en agosto de 2013 a la Congregación para las
Causas de los Santos, la documentación necesaria.
Entre los muchos santos de la historia de la Iglesia en la tierra del
sol naciente (42 santos y 393 beatos, entre ellos misioneros europeos),
todos son mártires asesinados “in odium fidei” durante varias oleadas de
persecución, pero el caso de Takayama es especial: de hecho, se trata
de un laico, un político, un militar (era feudal y samurai), que llega a
la gloria de los altares sin ser asesinados sino porque escogió el
camino del seguimiento de Cristo, pobre, obediente y crucificado. Ukon
renunció a una posición social de alto rango, a nobleza y riqueza, con
el fin de permanecer fiel a Cristo y al Evangelio.
Ukon nació en una familia de terratenientes, se convierte al
cristianismo a los 12 años, al entrar en contacto con los misioneros
jesuitas, siguiendo los pasos de su padre. El Evangelio fue introducido
en Japón por el jesuita Francisco Javier en 1549 y se había extendido
rápidamente. Cuando el shogun Toyotomi Hideyoshi tomó el poder y
prohibió la práctica del cristianismo, todos los grandes señores
feudales aceptaron la disposición, excepto Ukon. Por ello perdió sus
propiedades, su cargo, su condición social, su honor y el respeto. Se
convirtió en un vagabundo y se vio obligado a exiliarse. Junto con otros
trescientos cristianos japoneses huyó a Manila, donde, tan sólo
cuarenta días después su llegada, cayó enfermo, muriendo el 4 de de
febrero de 1615.
Los fieles japoneses proclaman su santidad desde el siglo XVII, pero la
política de aislamiento del país impidió a los investigadores canónicos
recoger pruebas con el fin de certificar su santidad. Sólo en 1965, su
historia fue recogida por los obispos japoneses que juntos promovieron
el proceso de beatificación.
Sobre su historia se ha hecho una película documental “Ukon el Samurai:
el Camino de la Espada, el camino de la cruz”, producido por “Aurora
Vision” bajo el patrocinio del Pontificio Consejo para la Cultura, con
la colaboración de la Embajada de Japón ante la Santa sede, de la
Conferencia Episcopal de Japón, de los jesuitas italianos, de la
“Trentino Film Commission”.
Como logotipo para la beatificación del Siervo de Dios se ha escogido el
diseño de la hermana M. Esther Kitazume, de las Pías Discípulas del
Divino Maestro. El logotipo reproduce las siete estrellas redondas del
emblema de la familia Takayama, con la cruz y tres anillos en el fondo.
Las siete estrellas indican la familia de Ukon pero también los siete
sacramentos y los siete dones del Espíritu Santo. La cruz es el signo de
la ofrenda de la vida de Ukon.