“En los últimos días –continuó– el terremoto y las fuertes nevadas han vuelto a poner a dura prueba a muchos de nuestros hermanos y hermanas en el centro de Italia, especialmente en Los Abruzos, Las Marcas y el Lacio. Estoy cerca con la oración y el afecto a las familias que han tenido víctimas entre sus seres queridos. Animo a todos los que se dedican con gran generosidad a la obra de ayuda y de asistencia, así como las Iglesias locales, que están trabajando para aliviar el sufrimiento y las dificultades. Muchas gracias por esta cercanía, por vuestro trabajo y por la ayuda concreta que aportais. ¡Gracias! Y os invito a rezar juntos a la Virgen por las víctimas y también por los que con gran generosidad se esfuerzan en las operaciones de socorro”.
Tras rezar ese Ave María recordó que en el lejano Oriente y en varias partes del mundo, millones de hombres y mujeres se preparan para celebrar el Fin de Año lunar el 28 de enero y envió un caluroso saludo a todas las familias manifestando el deseo de que se conviertan cada vez más “en una escuela donde se aprenda a respetar al otro, a comunicar y a cuidar los unos de los otros de un modo desinteresado. ¡Que la alegría del amor pueda propagarse dentro de las familias y que se irradie a toda la sociedad!".
Por último saludó a todos los fieles de Roma y peregrinos de varios países presentes en la Plaza, en especial al grupo de chicas de Panamá y a los estudiantes del Instituto “Diego Sánchez” de Talavera de la Reina en España, así como a los miembros de la Unión Católica, maestros, directivos, educadores y formadores, al final de su 25°Congreso Nacional, “y espero para ellos una tarea educativa fructífera en colaboración con las familias. ¡Siempre en colaboración con las familias!”, añadió.
“Y a todos os deseo un buen domingo. Y por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!".