CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 12 de abril de 2017).- La Audiencia General de esta mañana ha tenido lugar esta mañana a las
9:30 horas en la Plaza de San Pedro donde el Santo Padre FRANCISCO ha
encontrado a los grupos de peregrinos y fieles procedentes de Italia y
de todos los lugares del mundo.
En su discurso el Papa, ha centrado su meditación en el tema “Esperanzas del mundo y esperanza de la cruz “(cfr Gv 12,24-25).
Después de resumir su catequesis en diversas lenguas, el Santo Padre ha saludado en particular a los grupos de fieles presentes.
La Audiencia General ha terminado con el canto del Pater Noster y la bendición apostólica.
Catequesis del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El domingo pasado hemos hecho memoria de la entrada de Jesús en
Jerusalén, en medio del júbilo de los discípulos y de una gran multitud.
Aquellas gentes habían puesto muchas esperanza en Jesús: tantos
esperaban de Él milagros y grandes signos, manifestaciones de poder e
incluso la libertad de los ocupantes enemigos. ¿Cuál de ellos habría
imaginado que pronto Jesús sería, en cambio, humillado, condenado y
asesinado en la cruz? Las esperanzas terrenales de aquellas gentes se
derrumbaron frente a la cruz. Pero nosotros creemos que nuestra
esperanza renace, precisamente, en el Crucificado. Las esperanzas
terrenales se derrumban frente a la cruz, pero nacen esperanzas nuevas,
las que duran para siempre. La que nace de la cruz es una esperanza
diferente. Es una esperanza diferente de las que se derrumban, de las
del mundo. Pero ¿de qué esperanza se trata? ¿Qué esperanza nace de la
cruz?
Nos puede ayudar a entenderlo lo que Jesús dice justo después de
entrar en Jerusalén: "Si el grano de trigo no cae en tierra y muere,
queda él solo; pero si muere, da mucho fruto "(Jn 12,24).
Pensemos en un grano o una pequeña semilla que cae en la tierra. Si
permanece cerrado en sí mismo, no pasa nada; si por el contrario se
rompe, se abre, a continuación, da vida a una espiga, a un brote,
después, a una planta y la planta dará fruto.
Jesús trajo al mundo una esperanza nueva y lo hizo a la manera de la
semilla: se hizo pequeño, pequeño como un grano de trigo; dejó su gloria
celestial para venir entre nosotros: "cayó al suelo". Pero no fue
suficiente. Para dar fruto Jesús vivió el amor hasta el extremo,
dejándose romper por la muerte como una semilla se deja romper bajo la
tierra. Allí mismo, en el punto extremo de su abajamiento - que es
también el punto más alto del amor - ha brotado la esperanza. Si
alguno de vosotros pregunta: “¿Cómo nace la esperanza?”. De la cruz. Mira la cruz, mira al Cristo crucificado y de allí te llegará la
esperanza que nunca desaparece, la que dura hasta la vida eterna. Y esta
esperanza brotó a causa de la fuerza del amor: porque el amor que "todo
lo espera, todo lo soporta" (1 Cor 13,7). El amor, que es la vida de
Dios, ha renovado todo aquello hasta donde ha llegado. Así, en Pascua,
Jesús ha transformado, tomándolo sobre sí nuestro pecado en perdón. Pero
escuchad cual es la transformación de Pascua: Jesús ha transformado
nuestro pecado en perdón, nuestra muerte en resurrección, nuestro miedo
en confianza. Por eso allí, en la Cruz, nació y renace siempre nuestra
esperanza; porque con Jesús cada oscuridad nuestra puede ser
transformada en luz, cada derrota en victoria, cada decepción en
esperanza.
Cuando elegimos la esperanza de Jesús, poco a poco descubrimos que la
manera de vivir vencedora es la de la semilla, la del amor humilde. No
hay otra manera de superar el mal y de dar esperanza al mundo. Pero podriaís decirme: "No; es una lógica perdedora". Podría parecer que
fuese una lógica perdedora, porque quien ama pierde poder, ¿ lo
habéis pensado? El que ama pierde poder, se despoja de algo; amar es
un don. En realidad, la lógica de la semilla que muere, del amor
humilde, es la manera de Dios, y solamente ésta da fruto. Lo vemos
también en nosotros: poseer empuja siempre a querer otra cosa: tengo
esto para mí y ahora quiero uno más grande, y así sucesivamente, y nunca
estoy satisfecho. Es una sed muy fea, esa. Cuanto más tienes más
quieres. Quién es voraz nunca se sacia. Y Jesús lo dice claramente: "El
que ama su vida, la perderá" (Jn 12,25). Tu eres voraz, quieres tener tantas cosas pero… perderás todo, incluso tu vida; es decir, el que ama lo que es suyo
y vive para sus intereses se hincha sólo de sí y pierde. En cambio,
el que acepta, el que es disponible y sirve, vive a la manera de Dios: entonces es vencedor, se salva y salva a los demás; se convierte en semilla de la esperanza
para el mundo. Es bonito ayudar a los demás, servir a los demás. Quizás
nos cansemos…pero la vida es así y el corazón se llena de alegría y de
esperanza. Esto es amor y esperanza al mismo tiempo: servir y dar.
Ciertamente, este amor verdadero pasa a través de la cruz, del
sacrificio, como para Jesús. La cruz es el paso obligatorio, pero no es
la meta, es un paso: la meta es la gloria, como nos enseña la Pascua. Y
aquí sale en nuestra ayuda otra imagen bellísima que Jesús dejó a sus
discípulos en la Última Cena. Dice: "La mujer cuando va a dar a luz está
triste porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño,
ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en
el mundo"(Jn 16:21). Eso es: dar la vida, no poseerla. Y esto es
lo que hacen las madres: dan otra vida, sufren, pero después están
contentas, felices porque han dado a luz otra vida. Da alegría: el amor
da a luz a la vida e incluso da sentido al dolor. El amor es el motor
que mantiene en marcha nuestra esperanza. Lo repito: el amor es el motor
que mantiene en marcha nuestra esperanza. Y alguno de nosotros podría
preguntarse: “¿Amo?, ¿He aprendido a amar?, ¿Aprendo todos los días a
amar un poco más? Porque el amor es el motor que mantiene en marcha
nuestra esperanza.
Queridos hermanos y hermanas, en estos días, días de amor, dejemos que
nos envuelva el misterio de Jesús que, como el grano de trigo, muriendo
nos da la vida. Él es la semilla de nuestra esperanza. Contemplemos al
Crucificado, fuente de esperanza. Poco a poco entenderemos que esperar
con Jesús es aprender a ver ,ya desde ahora, la planta en la semilla,
la Pascua en la cruz, la vida en la muerte. Ahora quisiera daros unos
deberes para hacer en casa. A todos nos hará bien detenernos frente al
crucifijo, -todos tenéis uno en casa- miradlo y decidle: "Contigo nada
está perdido. Contigo siempre puedo esperar. Tu eres mi esperanza.
Imaginemos ahora el crucifijo y todos juntos digamos a Jesús Crucificado
tres veces: “Tu eres mi esperanza”. Todos. “Tu eres mi esperanza”.
¡Más alto!. “Tu eres mi esperanza”. Gracias.
Saludos en las diversas lenguas
Saludos en francés
Me alegra recibir a los peregrinos de lengua francesa, especialmente a
los participantes en el encuentro UNIV y a los fieles que han venido de
Francia y Bélgica. Durante esta Semana Santa, os invito a contemplar al
Crucificado, para entender que esperar con Jesús significa aprender a
ver ya la resurrección en la cruz, la vida en la muerte. Miradlo,
diciéndole: Contigo nada está perdido, contigo siempre podemos esperar.
¡Dios os bendiga!
Saludos en inglés
Saludo a los peregrinos de lengua inglesa presentes en la audiencia de
hoy, especialmente los de Inglaterra, Nigeria, Australia, Canadá y
Estados Unidos de América. Dirijo un saludo especial a los numerosos
grupos de estudiantes aquí presentes. Deseo a todos que esta Semana
Santa nos prepare para celebrar la resurrección del Señor Jesús con el
corazón purificado y renovado por la gracia del Espíritu Santo. ¡Dios os
bendiga!
Saludos en alemán
Dirijo un cordial saludo a todos los peregrinos de lengua alemana, en particular a los miembros y amigos del Regnum Christi de Bad Münstereifel.
Contemplamos el misterio de Jesús, que con su muerte en la cruz dio
mucho fruto para todos nosotros. Animo especialmente a los muchos
jóvenes presentes: ¡Sed semilla de esperanza para vuestros vecinos! Dios
os bendiga a todos.
Saludos en español
Queridos hermanos y hermanas:
El pasado domingo hemos hecho memoria de la entrada de Jesús en
Jerusalén. Muchas de las personas que acudieron con palmas a recibirlo
lo hicieron con expectativas mundanas: buscaban milagros, prodigios, la
expulsión de los invasores. Todo ello se derrumbó ante el misterio de la
cruz. Nosotros por el contrario creemos que del Crucificado renace
nuestra esperanza por la fuerza de su amor.
Jesús lo explica con la imagen del grano de trigo que cae en tierra,
si éste permanece cerrado en sí mismo, no sucede nada, pero si se rompe y
se abre, entonces da vida a una planta que producirá fruto. Él es el
grano que ha caído en tierra desde el cielo y ha transformado el miedo,
el pecado y la muerte, en alegría, perdón y resurrección.
En esta Pascua, estamos llamados a seguir el ejemplo de Nuestro
Señor. El amor más grande es el de aquel que se entrega sin reservas y
da todo lo que tiene. El que se pone al servicio de los demás es
simiente de esperanza.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a
los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Los exhorto a
caminar hacia la meta de nuestra esperanza, contemplando la cruz como el
dolor de una madre en el momento de dar a luz. Cuando la nueva vida
nazca, no recordaremos el sufrimiento, porque la alegría pascual
inundará todo con su luz. Que Dios los bendiga.
Saludos en portugués
Saludo cordialmente a los peregrinos de habla portuguesa, especialmente a
los fieles de Braga, a los funcionarios del municipio de Gondomar y a
los miembros de la “Universidad Seniore” de Lousada. Tomad como amiga y
modelo de vida a la Virgen María, que permaneció al lado de la cruz de
Jesús, amando ella también, hasta el final. El que ama pasa de la
muerte a la vida: el amor es el que hace Pascua. A todos vosotros y a
vuestros seres queridos deseo una Pascua serena y santa.
Saludos en árabe
Doy una cordial bienvenida a los peregrinos de lengua árabe, en
particular a los procedentes de Oriente Medio. Queridos hermanos y
hermanas: Mañana comienza el Triduo Pascual: manteniendo los ojos fijos
en la pasión y muerte del Señor, acoged en vuestros corazones la
grandeza de su amor y llenad vuestra vida de la alegría de la
Resurrección de su vida. ¡Buena Pascua!
Saludos en polaco
Saludo cordialmente a los peregrinos polacos. Queridos hermanos y
hermanas: estamos entrando en los misterios de la pasión, muerte y
resurrección del Señor. El Triduo de Pascua sea para vosotros y vuestros
seres queridos un tiempo de esperanza que trae la paz interior y el
deseo de participar en la vida gloriosa de Cristo. Detengámonos ante de
su cruz y frente a la tumba vacía para convencernos de que con El nada
está perdido, en Él siempre podemos esperar. Él es nuestra esperanza.
Con este deseo, os bendigo de corazón.
Saludos en italiano
Queridos peregrinos de lengua italiana: ¡bienvenidos!
Me complace dar la bienvenida a los participantes en el 50º Congreso
para los estudiantes universitarios, promovido por la Prelatura del Opus
Dei, dedicado a la reflexión sobre el tema del mundo en movimiento.
Saludo a los miembros de la Asociación Deportiva Scopigno Cup,
acompañados por el obispo de Rieti, Mons. Domenico Pompili y a los
estudiantes del Instituto San Vincenzo de Paoli de Reggio Emilia, que
recuerdan el aniversario de la fundación de la primera escuela. La
visita a la Ciudad Eterna en ocasión de la Pascua sea una ocasión
propicia para redescubrir la alegría de dar, que llena el corazón, más
que tener.
Un saludo especial a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados.
Ayer recordamos a santa Gemma Galgani, apóstola de la pasión de Jesús.
Queridos jóvenes, siguiendo su escuela vivid el Triduo Pascual
reflexionando sobre el amor de Jesús que, por nosotros, se inmoló en la
cruz. Queridos enfermos, el Viernes Santo os enseñe también la paciencia
frente al desconsuelo. Y vosotros, queridos recién casados, vivid en la
esperanza, incluso en los momentos difíciles de vuestra nueva familia.