En la ceremonia, que se ha abierto con el rito del “Resurrexit”, han tomado parte fieles romanos y peregrinos procedentes de todo el mundo con motivo de las fiestas pascuales.
Este es el texto íntegro de la Homilía Papal:
SANTA MISA DEL DÍA
HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
Plaza de San Pedro
Domingo de Pascua, 16 de abril de 2017
Domingo de Pascua, 16 de abril de 2017
Hoy la Iglesia repite, canta, grita: “¡Jesús ha resucitado!”. Pero ¿cómo es esto?
Pedro, Juan, y las mujeres fueron
al Sepulcro y estaba vacío, Él no estaba. Y fueron con el corazón
cerrado de la tristeza, la tristeza de una derrota: el Maestro, su
Maestro, aquel que tanto amaban ha sido justiciado, y muerto. Y de la
muerte no se regresa. Esta es la derrota, este es el camino de la
derrota, el camino hacia el sepulcro. Pero el Ángel les dice: “No está
aquí, ha resucitado”. El primer anuncio, “ha resucitado”. Después la confusión,
el corazón cerrado, las apariciones. Pero los discípulos estuvieron cerrados toda la jornada en
el Cenáculo, porque tenían miedo que les ocurriera a ellos lo que le ocurió a Jesús. Y la Iglesia no deja de decir a nuestros fracasos, a
nuestros corazones cerrados, temerosos: “Detente, el Señor ha
resucitado”. Pero si el señor ha resucitado ¡como es que suceden estas
cosas? ¡Como es que suceden tantas desgracias, enfermedades, tráfico de
personas, trata de personas, guerras, destrucciones, mutilaciones, venganzas,
odio?. Pero ¿dónde está el Señor?. Ayer he telefoneado
a un joven con una enfermedad grave, un joven culto, un ingeniero y
hablando para darle un signo de fe, le dije: “No hay explicaciones para lo
que te sucede. Mira a Jesús en la cruz, Dios ha hecho esto con su hijo, y no
hay otra explicación”. Y él me ha contestado: “Sí. Pero se lo ha pedido al
hijo y el hijo a dicho sí. A a mí no me han preguntado si quería
esto”, y yo no he dicho que sí. Esto si conmueve, a ninguno de nosotros
nos han preguntado: “Si estamos contentos con lo que acontece en el mundo? ¿Si
estamos dispuestos a llevar adelante esta cruz?. Y la cruz va a delante y
la fe en Jesús se viene abajo. Hoy la Iglesia continúa diciendo: “Detente Jesús ha resucitado”. Y esta no es una fantasía, la Resurrección de
Cristo no es una fiesta con flores. Esto es bello, pero no es esto lo mejor; es el misterio de la
piedra descartada que termina por ser el fundamento de nuestra
existencia. Cristo ha resucitado, esto significa. En esta cultura del
descarte, donde aquello que no sirve toma el camino del usa y tira, donde aquello que no sirve viene descartado, aquella piedra - Jesús - que ha sido descartada es
fuente de vida. Y también nosotros guijarros de tierra, en esta tierra de
dolor, de tragedia, con la fe en el Cristo resucitado tenemos un sentido, en medio de tantas calamidades. Sin mirar más allá, sin decir: “Mira no
hay un muro; es un horizonte, es la vida, es la gloria, es la cruz
con esta ambivalencia. Mira adelante, no te cierres. Tú guijarro,
tienes un sentido en la vida porque eres un guijarro tomada de aquella
gran piedra que la maldad del pecado ha descartado”. “Qué nos dice la
Iglesia hoy frente a tantas tragedias? Esto, simplemente. La piedra
descartada no resulta verdaderamente descartada. Los guijarros que creen y se
aferran a aquella piedra no son descartados, tienen un sentido y con este
sentimiento la Iglesia repite desde lo profundo del corazón; “Cristo ha
resucitado”. Pensemos un poco, cada uno de nosotros pensemos, en los problemas cotidianos, en las enfermedades que
hemos vivido o que alguno de nuestros familiares;
pensemos en las guerras, en las tragedias humanas y, simplemente, con voz
humilde, sin flores, solos, delante de Dios, delante de nosotros decimos “No se cómo va esto pero estoy seguro que Cristo ha resucitado y yo
apuesto por esto”. Hermanos y hermanas, esto es lo que quería decirles.
Vuelvan a casa hoy, repitiendo en vuestro corazón: “Cristo ha resucitado”.
(Traducido del original italiano por: http://catolicidad.blogspot.mx)
© Copyright - Libreria Editrice Vaticana