Estambul TURQUÍA (Agencia Fides 24/02/2021) - La Basílica Católica de San Antonio de Padua, ubicada en el céntrico Istiklal Caddesi, una de las avenidas más famosas de Estambul, ya no corre el riesgo de terminar en el mercado inmobiliario como una prestigiosa propiedad privada. En los últimos días fue arrestado y procesado Sebahattin Gök, el hombre que el año pasado, con una red de cómplices, había ingeniado una compleja operación fraudulenta para tomar posesión ilegalmente de la iglesia católica más grande de Estambul y venderla al mejor postor.
Las investigaciones realizadas en torno al caso confirmaron que la
“pandilla” de Gök y sus asociados se estaba especializando en estafas
inmobiliarias cometidas contra comunidades eclesiales y religiosas,
propietarios extranjeros o grupos étnicos minoritarios.
La primera iglesia construida en el área que actualmente ocupa la
Basílica fue erigida ya en 1725 por la comunidad italiana de Estambul.
El actual lugar de culto (en la foto), oficiado por los franciscanos
conventuales, fue reconstruido en estilo neogótico veneciano entre 1906 y
1912. De acuerdo con la práctica de la época, la propiedad de la
iglesia era propiedad de miembros de la familia real italiana. En enero
de 1971, la Santa Sede y los herederos de la familia real renunciaron a
los derechos de propiedad, en beneficio de la asociación Sent Antuan
Kilisesi (Iglesia de San Antonio) que responde a la comunidad católica
local.
En los últimos años, Sebahattin Gök había realizado varios viajes a
Italia, Francia y Estados Unidos, recogiendo poderes notariales firmados
por personas que presentaba como legítimos herederos de los antiguos
propietarios de la Basílica. Con estas cartas, y después de haber
reunido también dudosos “certificados de herencia” ante un tribunal
civil de paz, el negociante turco se había presentado al distrito
catastral local, reclamando el derecho a tomar posesión del lugar de
culto en nombre de los legítimos dueños. El año pasado, los Franciscanos
conventuales encargados de la iglesia apelaron a la justicia turca,
obteniendo una medida cautelar destinada a proteger el lugar de culto y
los locales dependientes del mismo.
En el curso de la investigación, se descubrió que la misma red de
cómplices vinculados a Gök había llevado a cabo un intento similar de
tomar ilegalmente la iglesia búlgara de Galata y otros lugares de culto
erigidos en el pasado por las comunidades locales de armenios,
franceses, italianos y hebreos, recogiendo 34 denuncias interpuestas en
su contra por estos intentos.
El arresto de Gök se debe a las acusaciones de falsificación de
documentos oficiales con ese propósito y fraude agravado. La historia
vuelve a proponer a su manera la controvertida cuestión de las numerosas
iglesias y bienes eclesiásticos esparcidos en territorio turco cuyos
títulos de propiedad han perdido el rastro a lo largo de los siglos, y
que, de diversas formas, no siempre legales, han acabado siendo
propiedad de particulares o incluso recientemente han sido adquiridos
por el Departamento del Tesoro de Turquía.