Santo Domingo, REPÚBLICA DOMINICANA (Agencia Fides, 26/02/2021) – “¿Qué significa construir la fraternidad en suelo dominicano hoy?” es la pregunta que plantea la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) en su Mensaje emitido cada año con motivo de la Independencia Nacional, que se celebra el 27 de febrero.
En el documento, recibido en la Agencia Fides y titulado “Y al mundo
mostremos que somos hermanos” (Juan Pablo Duarte), los obispos
reflexionan a partir de la encíclica social del Papa Francisco “Fratelli
Tutti”, y se inspiran en ella para proponer algunos puntos de reflexión
adecuándolos a la situación nacional. El primer capítulo enfatiza que
“el espíritu fraterno se construye en el hogar”. Cada uno esta llamado a
“procurar construir el espíritu fraterno en el hogar que le ha tocado
vivir, independientemente de cómo esté compuesto. Y quienes no hayan
tenido la gracia de crecer en una familia estable podrían ser acogidos
por familias bien constituidas”. Por ello los obispos animan a la
Pastoral Familiar, a través de las Universidades, a realizar un simposio
abierto “para plantear las bases de una auténtica política pública
familiar para la sociedad dominicana”.
En el segundo capítulo recuerdan que “la fraternidad se muestra en el
cuidado de la vida. No a la legalización del aborto”. La posición de la
Iglesia puede ser juzgada como oscurantista, enemiga de la ciencia, en
realidad “la oposición a la legalización del aborto es un grito de
alerta junto a otros en contra de una sociedad que se organiza
predominantemente sobre valores utilitaristas”.
En el Mensaje, los obispos también tocan el tema de la migración, “signo
de nuestro tiempo”, en el capítulo titulado “Fraternidad universal”,
invitando a estar atentos “para no cultivar un sentimiento nacional
exacerbado, que acabe por excluir al extranjero o al diferente, mucho
menos en nombre de la fe cristiana”. Una convivencia socialmente sana,
impregnada por la fraternidad, se manifiesta en el modo justo y
solidario en que se trata a las personas migrantes, recuerdan los
obispos, citando sus precedentes mensajes.
“La corrupción rompe la fraternidad como nación” es el título del cuarto
capítulo, en el que el Episcopado se hace eco del argumento que ha
movilizado a la sociedad civil dominicana en los últimos años.
“Quisiéramos que esta indignación contra algunos políticos se vea
acompañada por una revisión de vida personal en todos los niveles y en
todos los ambientes, para no caer en aquella mala práctica de solo ver
la paja en el ojo ajeno”. La corrupción estatal hiere esta sensibilidad
universal “que reclama un trato igualitario para todo ser humano y
atenta directamente contra la integridad de toda la sociedad, pues
desvía los fondos necesarios para implementar las políticas sociales”.
En el último capítulo, titulado como todo el Mensaje con los versos de
Juan Pablo Duarte, los Obispos recuerdan que “hoy, como ayer, la
Independencia sigue siendo una tarea que ha de realizarse paciente y
valientemente desde el derecho que asiste a todos los pueblos”. El Papa
en su encíclica define una nueva categoría en la doctrina social de la
Iglesia, una novedosa actitud que debemos y que llama “amistad social”,
que es la base de la fraternidad universal, que se reconoce en un
conjunto de actitudes bien diversas. “La alegría, la acogida y la
hospitalidad se encuentran entre las características más destacadas del
pueblo dominicano” reconocen los obispos, subrayando cómo esas actitudes
han crecido durante la pandemia.
Luego, el mensaje denuncia los medios digitales, “que por su
instantaneidad transmiten otro virus quizá peor: la infodemia de fake
news (noticias falsas)”, que pueden hacernos sentir más frágiles de lo
que en realidad somos, y vernos proyectados a buscar soluciones
desesperadas e irracionales que atenten contra las medidas sensatas de
salud pública… “Las noticias falsas virales infectan de individualismo y
agresividad a una velocidad inusitada” subrayan los obispos, que
advierten: la pandemia de Covid-19 no podrá ganarse sin poner en
discusión el uso responsable de las redes sociales.
En la conclusión el mensaje reitera: “lo que afecta a todos, solo se
puede solucionar en conjunto. Es, pues, necesaria la colaboración de
cada ciudadano o ciudadana. La pandemia nos golpea a todos: hemos
perdido seres queridos, son palpables los perjuicios económicos, nos
vemos constreñidos por las medidas sanitarias... Pero la fe nos invita a
cultivar una sana esperanza ante la dolorosa situación. Aun en medio
del sufrimiento, debemos saber agradecer tanta solidaridad, entrega,
amor fraterno, ayuda privada y pública. Esto revela el mejor rostro de
nuestro pueblo, por lo que podemos afirmar que en nuestros corazones
hemos acogido la invitación del insigne patricio Juan Pablo Duarte: «…Y
al mundo mostremos que somos hermanos»”.