Beirut LÍBANO (Agencia Fides 25/02/2021) - Las fuerzas políticas libanesas comienzan a
manifestar interpretaciones y posiciones diferentes y en ocasiones
conflictivas ante la propuesta - formulada en las últimas semanas por el
Patriarca maronita, el cardenal Béchara Boutros Raï - de una
“Conferencia Internacional” patrocinada por la ONU para buscar
soluciones urgentes a la crisis institucional, social y política del
Líbano, evitando el colapso sistémico del País de los Cedros, tratando
de mantener a nivel internacional también la conocida “neutralidad
libanesa” con respecto a los conflictos y ejes opuestos de poder global y
regional.
El pasado 7 de febrero, el Patriarca Raï había pedido por primera vez
que se convocase una conferencia internacional encargada de consolidar
los cimientos institucionales y políticos de la nación. Unos días
después, el 16 de febrero, el líder del partido chií Hezbollah, Hassan
Nasrallah, sin mencionar al Patriarca, argumentó que cualquier intento
de internacionalizar la crisis en el Líbano equivale a una “declaración
de guerra”, que se presta a convertirse en un instrumento de injerencias
externas militares autorizadas por la ONU en los asuntos internos
libaneses, con el riesgo de reavivar la misma dinámica conflictiva que
en el pasado había desencadenado la guerra civil. En su discurso,
Nasrallah se refirió explícitamente al Capítulo VII de la Carta de las
Naciones Unidas, que define las condiciones bajo las cuales el Consejo
de Seguridad de las Naciones Unidas puede adoptar medidas coercitivas y
utilizar medidas militares “para mantener o restaurar la paz y la
seguridad internacionales”.
El miércoles 24 de febrero, representantes de las Fuerzas Libanesas (Partido liderado por el líder cristiano Samir Geagea) y el Partido Socialista Progresista (grupo encabezado por el líder druso Walid Jumblatt) fueron al cuartel general patriarcal en Bkerké el miércoles (véase foto) para expresar su apoyo a la propuesta patriarcal. Hoy, jueves 25 de febrero, también han sido recibidos por el Patriarca representantes de la Corriente Patriótica Libre (CPL), el partido fundado por el actual presidente del Líbano, el ex general maronita Michel Aoun, y actualmente aliado de Hezbollah. Incluso la delegación de la CPL, en su encuentro con el Patriarca, quiso afirmar su “no oposición” a la propuesta patriarcal, agregando que esta propuesta debe ser objeto de un “consenso interno” antes de ser presentada a la ONU. El martes 24 de febrero, una delegación de la Corriente Patriótica Libre también fue recibida por el arzobispo Joseph Spiteri, nuncio apostólico en el Líbano, para presentar un memorando sobre el papel de los cristianos libaneses en el contexto plural del país y de todo Oriente Medio.
Por su parte, el exministro de Trabajo Sejaan Azzi, en unas
declaraciones concedidas a la prensa libanesa, ha precisado que el
proceso que propugna el Patriarca para la convocatoria de una
conferencia internacional solo se puede lograr con paciencia y con mucho
tiempo, y que el objetivo a largo plazo del Patriarcado maronita es el
de una “Conferencia comparable a la que llevó a la neutralidad de
Austria o Suiza”.
Los analistas libaneses consultados por la Agencia Fides creen que sólo
una aclaración interna sobre los términos y contenidos de las propuestas
patriarcales sobre la “neutralidad libanesa” y sobre la “Conferencia
Internacional” podrá conducir a una recomposición del marco político,
sustrayendo estas propuestas a las tácticas de los alineamientos
políticos y geopolíticos contrapuestos. Las propuestas patriarcales -
subrayan los analistas consultados por Fides - no pretenden iniciar un
proceso de “refundación” nacional, sino solo consolidar las bases del
actual Pacto Nacional Libanés, comenzando por los acuerdos de Taef que
sancionaron el fin de la guerra civil. La neutralidad del Líbano con
respecto a los ejes de poder global y regional, la participación
igualitaria de cristianos y musulmanes en los cargos políticos e
institucionales, la absorción de milicias sectarias en el ejército
nacional y la implementación del programa de descentralización
político-administrativa del país (descentralización prevista por los
acuerdos de Taef, pero que nunca comenzó realmente).