Kuala Lumpur, MALASIA (Agencia Fides 25/02/2021) - No debemos participar en el “rechazo de los refugiados” deportando a los ciudadanos de Myanmar, refugiados en Malasia, en coordinación con las fuerzas armadas de Myanmar: así lo pide el Consejo de Iglesias Cristianas de Malasia (que reúne a las Iglesias de diferentes confesiones) a las autoridades del gobierno malasio, instándolas a atender a las personas que han huido de una situación de violencia e inestabilidad, sin ser cómplices de graves violaciones a la dignidad y los derechos humanos. La exhortación se produce después de que el gobierno de Malasia haya repatriado a 1.086 refugiados a Myanmar, a pesar de la orden de suspensión de un tribunal. Numerosas asociaciones y ONG que protegen los derechos humanos habían advertido al gobierno de Malasia señalando que entre los refugiados se encontraban miembros de minorías étnicas en lucha con el ejército birmano, destinados a sufrir persecución en su patria.
Expresando su disconformidad con la repatriación, la nota enviada a la
Agencia Fides por las Iglesias cristianas de Malasia afirma: “En este
período de inseguridad política en Myanmar, expulsar a estos ciudadanos
birmanos significa enviarlos hacia un destino incierto”, mientras que en
el país, después el golpe militar del 1° de febrero, continúa la ola de
protesta popular pacífica.
El Secretario General del Consejo de Iglesias Cristianas de Malasia, el
Rev. Dr. Hermen Shastri señala: “El sistema de control y equilibrio,
transparencia y responsabilidad ha desaparecido y el destino de estas
personas, si son repatriadas, es condenarlas a una situación hostil y
muy peligrosa para sus vidas”.
Shastri señala que la deportación, dadas las condiciones actuales de
Myanmar, “es contraria al derecho y las normas internacionales” e insta
al gobierno a que permita al Alto Comisionado de las Naciones Unidas
para los Refugiados (ACNUR) acceso total a los centros de detención para
identificar a los refugiados y solicitantes de asilo y garantizar su
protección y seguridad.
“Hasta que se restablezca la ley y el orden en Myanmar y hasta que un
gobierno elegido democráticamente esté en su lugar de forma firme,
elegido por el voto popular de sus ciudadanos, no deberíamos deportar a
los ciudadanos de Myanmar a un territorio tan peligroso”, enfatiza el
comunicado.
Las iglesias cristianas recuerdan la enseñanza de la misericordia y la
compasión, fundamentales para la fe cristiana: “Estamos viviendo el
tiempo de Cuaresma en el que estamos llamados a la introspección
espiritual y a comprometernos con actos de caridad. Qué mejor manera de
vivirlo que apoyando el principio de la santidad de la vida y la
dignidad de todas las personas, creadas, amadas y depositarias de
derechos inalienables” “Un solicitante de asilo, un refugiado o
cualquier otra persona cuya vida esté en peligro no debe ser obligado a
regresar a Myanmar o cualquier otro país donde pueda tener que
enfrentarse a persecución e incluso la muerte en una situación de
conflicto”, continúa la nota.
El Consejo de Iglesias de Malasia, en su llamamiento a preservar la
vida, la dignidad y los derechos humanos de los refugiados birmanos, ha
recibido el pleno apoyo del Consejo Ecuménico de Iglesias (CMI), que se
ha unido para pedir al gobierno de la Federación de Malasia “justicia y
piedad para quienes buscan asilo y temen por sus vidas”, observando “el
derecho internacional humanitario y no violando los derechos humanos
fundamentales”.