Bkerké, LÍBANO (Agencia Fides 13/02/2021) - Desde la antigüedad, la práctica del ayuno ha servido para “expresar arrepentimiento” e invocar “la misericordia divina en tiempos marcados por tribulaciones como enfermedades, epidemias, injusticias, persecuciones y guerras”. Las circunstancias del presente, tan severamente marcadas por los efectos de la pandemia, “nos empujan a todos a expiar nuestros pecados y los males del mundo, y a pedir a Dios que tenga misericordia de nosotros y de toda la humanidad, diciendo: 'Ven pronto, o Señor, en nuestra ayuda'”. Esta es la invitación dirigida por el Patriarca maronita Bechara Boutros Rai a todos los bautizados de la Iglesia maronita, en la carta-memorándum recién publicada para volver a proponer las prácticas penitenciales que se observan en el tiempo de Cuaresma.
En la cadencia de los tiempos litúrgicos seguidos por la Iglesia
Maronita, el “Gran Ayuno” (la Cuaresma) comienza este año el 15 de
febrero, Lunes de Ceniza. “Los pecados” dice el mensaje patriarcal “se
han multiplicado en el mundo sin ningún arrepentimiento. El mal se está
extendiendo, al igual que la pandemia de Covid-19, que se extiende por
todo el mundo”, provocando la muerte de un número impresionante de
personas en todo el planeta.
En su mensaje, el Patriarca Bechara Rai recuerda los hechos narrados en
la Biblia, en los que la práctica penitencial del ayuno está siempre
ligada a experiencias de liberación del yugo de opresión, peligros o
heridas que hacen sufrir al pueblo. El ayuno - añade el cardenal libanés
– “no tiene en sí mismo un valor mágico”, y llega al corazón de Dios
sólo si es expresión de una fe sincera y va acompañado de una oración
sincera y de caridad hacia los necesitados. “Con la limosna”, dice el
texto patriarcal, “restauramos la relación con nuestros hermanos y
hermanas más necesitados, devolviéndoles lo que les corresponde, porque
'los bienes de la tierra los prepara Dios para todos los hombres'”. Con
la oración reconocemos nuestras miserias, invocamos de Dios “su perdón y
su misericordia” y le pedimos que, con su gracia, “apoye nuestras
buenas intenciones”. La costumbre eclesial -añade el Patriarca maronita-
prevé que con lo que ahorramos
ayunando ayudemos a nuestros hermanos y hermanas en sus necesidades”. En
este sentido, el Patriarca agradece a “todos aquellos que toman
iniciativas individuales o colectivas, los que participan en las
campañas impulsadas por Caritas-Líbano, Cruz Roja y otras organizaciones
y asociaciones benéficas, y también por parroquias y fundaciones”.
Entre las indicaciones prácticas sugeridas, el Patriarca también
recuerda la práctica de abstenerse de comer desde la medianoche hasta el
mediodía en todos los días de Cuaresma, a excepción de los sábados,
domingos y otros días de fiesta solemne, como la Anunciación del Señor
(25 de marzo) y la fiesta de San José (19 de marzo). “Le pedimos a Dios,
por intercesión de nuestra Madre, la Virgen María” escribe el Patriarca
maronita al final de su carta “que acepte nuestro ayuno y sane a los
afectados por la pandemia de Covid-19, acabando con esta pandemia con la
fuerza de su resurrección y la abundancia de su
misericordia”.