Port Moresby, PAPÚA NUEVA GUINEA (Agencia Fides, 24/04/2021) – “Las vocaciones sacerdotales en Papúa
Nueva Guinea y en las Islas Salomón están aumentando más en calidad que
en cantidad”, explica a la Agencia Fides, con motivo de la Jornada
Mundial de Oración por las Vocaciones, el P. Jacek Tendej CM, Rector del
Seminario del Espíritu Santo en Bomana, Papúa Nueva Guinea (PNG).
En la Conferencia Episcopal de Papúa Nueva Guinea e Islas Salomón hay:
un seminario mayor (con 12 seminaristas) y un seminario menor diocesano
(con 96 seminaristas) en Vanimo; un seminario propedéutico regional (con
29 muchachos) en la archidiócesis de Rabaul; un seminario regional en
la diócesis de Mount Hagen, para el “año filosófico y espiritual”; un
seminario regional (con 54 seminaristas) en la diócesis de Madang para
la formación propedéutica; un seminario interoceánico (53 seminaristas)
en la archidiócesis de Port Moresby, donde se estudia filosofía y
teología para todas las diócesis de PNG; y un seminario interoceánico
(con 42 seminaristas) en la archidiócesis de Honiara para todas las
diócesis de las Islas Salomón.
El rector ilustra la estructura renovada del proceso de formación
introducida hace unos años: “Después de dos años de preparación, se
continúa en PNG con un año espiritual, dos años de estudios filosóficos,
un año pastoral y cuatro años de estudios teológicos. Después de estos
diez años, los seminaristas regresan a sus diócesis y, tras un año de
experiencia pastoral, reciben la ordenación diaconal. Luego, al cabo de
un año más o menos, la ordenación sacerdotal”.
Esto demuestra que el proceso de formación es más largo que en otras
partes del mundo. “Uno de los factores - explica el padre Tendej -, es
el bajo nivel de la educación primaria y secundaria en el país, debido a
la falta de profesores bien preparados. Cuando Papúa Nueva Guinea se
convirtió en un país independiente en 1975, la educación también se
nacionalizó, pero sin un número suficiente de profesores formados. El
número de escuelas privadas -en su mayoría católicas- sigue disminuyendo
y estas escuelas son demasiado caras para la mayoría de los
ciudadanos”.
“La mayoría de los seminaristas -continúa- proceden de zonas rurales
donde la fe fue llevada por los misioneros. Muchos de ellos proceden de
familias implicadas en las actividades de la Iglesia como catequistas u
otros colaboradores laicos. Tienen buenas raíces de fe católica, y
necesitan profundizarlas con la formación del seminario”.
Otro reto en la formación cultural es el idioma: “Todos los seminaristas
utilizan la lengua de la tribu (tok ples) como lengua materna, y luego
hablan el inglés pidgin, una lengua nacida en la época de la
colonización. Es una lengua muy simple y, cuando se utiliza en la vida
cotidiana, se convierte incluso en un obstáculo para el pensamiento y la
comunicación más profundos debido a una gama léxica muy reducida. El
inglés es la tercera lengua de nuestros alumnos, y tenemos que insistir
en que lo utilicen sólo para estudiar y no para las conversaciones
cotidianas”.
El P. Jacek señala: “A pesar de los retos mencionados, considero muy
gratificantes mis ocho años de servicio como Rector Misionero en el
Seminario del Espíritu Santo de Bomana. Los seminaristas aprecian la
disciplina, la relación estrecha con ellos y también que estemos con
ellos durante sus actividades como la oración, las celebraciones, el
trabajo, los deportes y las comidas. También expresan su gratitud por
todo el mantenimiento, la renovación y el embellecimiento del recinto,
el nuevo equipamiento y los edificios del seminario”.
El Rector informa también sobre el impacto de la pandemia: “Desde el
comienzo de la pandemia, nuestros seminaristas han manejado bien las
cosas. No hay pánico, sino un enfoque positivo que fomenta las
actividades físicas y una mayor higiene en la vida diaria. El año pasado
introdujimos el aprendizaje a distancia en nuestro instituto teológico,
y luego tuvimos la oportunidad de profundizar en nuestras relaciones y
pasar más tiempo juntos. Este año, tras detectar un número creciente de
contagios por el virus en el país, volvemos a tener aislamiento y
educación a distancia, lo que supone un nuevo reto educativo para todos
nosotros. El segundo año de restricciones debido a las pandemias, hasta
ahora no ha paralizado el programa de formación de nuestros
seminaristas. Rezamos y esperamos que podamos continuar esta maravillosa
labor de formación del clero para la joven Iglesia de Papúa Nueva
Guinea y las Islas Salomón”.