Cartago, COLOMBIA
(Agencia Fides, 30/04/2021) – “Desde hace tiempo todo el territorio de la Diócesis
de Cartago vive una situación social muy problemática caracterizada por
la degradación y la inseguridad. Sus causas se encuentran, por un lado,
en los proyectos de empresas nacionales e internacionales -orientados a
la creación de un gran puerto en el Océano Pacífico- y en la presencia
del narcotráfico. La situación también se ve agravada por la presencia
de grupos armados ilegales. También se producen numerosos episodios de
delincuencia común. Así lo informa a la Agencia Fides el padre Carlos
Alberto Zuluaga, misionero de la Consolata, al hablar del compromiso
misionero en Colombia y de los retos a los que se enfrentan diariamente
los religiosos.
La diócesis de Cartago está situada en la selva amazónica, en el
departamento colombiano del Valle del Cauca, a unos 200 kilómetros al
norte de la capital, Bogotá. El territorio tiene una superficie de 4.500
kilómetros cuadrados y cuenta con 59 parroquias. Tiene una población de
417.000 habitantes y se caracteriza por la presencia de pueblos
indígenas y una notable biodiversidad. Es una de las zonas más
atormentadas por el largo conflicto entre el ejército, las FARC y los
paramilitares y por el narcotráfico”, señala el padre Carlos, “años de
guerrilla, deforestación y explotación incontrolada de los recursos del
subsuelo han creado un contexto, tanto social como natural, agotado y
desgarrado en el que es necesario reintroducir progresivamente la
confianza, la planificación y la idea de cuidado tanto en las relaciones
entre las personas como en las que se mantienen con el medio ambiente”.
Desde 2005, los misioneros acompañan a la población indígena de los
Embera Chami con un trabajo evangélico de promoción humana: “El trabajo
pastoral incluye la formación de líderes para fortalecer su capacidad de
orientar, organizar y apoyar los esfuerzos de la comunidad para
reaccionar ante la condición de abandono y degradación. La formación
medioambiental forma parte de un programa más amplio que también incluye
formación sobre derechos humanos, artesanía e identidad cultural”,
explica.
En este ámbito, los misioneros de la Consolata están llevando a cabo algunos proyectos: “La formación para la paz en la Amazonia colombiana a través de la pedagogía del cuidado -explica el padre Zuluaga- tiene como objetivo identificar las situaciones de conflicto o violencia y formar a los jóvenes en la escucha, el diálogo y la resolución pacífica de los conflictos. También estamos trabajando para reforzar el servicio de radio comunitaria, con el fin de llegar incluso a las comunidades más alejadas y aisladas para informar sobre los servicios de salud y educación, sobre las iniciativas de utilidad pública en curso”.
La concienciación sobre la salud es una iniciativa que se puso en marcha
el año pasado y que ahora entra en su segunda fase: “Bajo la dirección
de un médico nutricionista y un experto en medicina tradicional -subraya
el padre Carlos- el proyecto pretende educar, por ejemplo, en el uso
correcto del agua y cómo purificarla. A continuación, tenemos previsto
profundizar en las cuestiones sanitarias que se introdujeron en la
primera fase y elaborar con las comunidades soluciones compartidas a los
problemas de salud pública. Por último, seguimos apoyando el trabajo de
nuestros misioneros con el pueblo Emberá Chami. La formación
organizativa y la vida digna de estas comunidades -concluye- portadoras
de heridas históricas y víctimas del conflicto armado en Colombia forma
parte de las iniciativas destinadas a crear una conciencia y un
conocimiento de su historia, cultura y riqueza”.
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El vídeo de la entrevista en el canal de Youtube de la Agencia Fides -> https://youtu.be/r_YGZqv5KfY