En su discurso, S.S. Benedicto XVI recordó que, en los últimos meses, el Sahel “ha vuelto a estar gravemente amenazado por una disminución importante de los recursos alimentarios y por el hambre, a causa de la falta de lluvia y del consiguiente avance constante del desierto. Exhorto a la comunidad internacional a interesarse seriamente por la extrema pobreza de estas poblaciones en las que las condiciones de vida se deterioran. Deseo también alentar y apoyar los esfuerzos de los organismos eclesiales que operan en este campo”.
En algunos de los países en los que opera la Fundación está presente el Islam. El Santo Padre manifestó su satisfacción por las buenas relaciones con los musulmanes, y añadió: “Es importante testimoniar que Cristo vive y que su amor va más allá de toda religión, raza y cultura”.
Para finalizar, el Papa destacó que, para la Iglesia, “África es para la Iglesia el continente de la esperanza (…) es el continente del futuro”.