lunes, 27 de febrero de 2012

Las migraciones hacen la Iglesia en España cada vez más internacional


MADRID, ESPAÑA 
(Agencia Fides, 27/02/2012).  Unos 500 sacerdotes extranjeros, la mayoría hispanoamericanos, ejercen su labor pastoral en España tanto como responsables de parroquias o atendiendo a grupos de fieles de sus países de origen.



Por el contrario, unos 900 sacerdotes españoles han dejado España para trabajar en otros países, una tercera parte de ellos en países iberoamericanos y bajo los auspicios de la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispano-Americana (OCSHA).
"La Iglesia es universal y funciona como un 'todo' unitario de apoyo y colaboración" ha subrayado el director del secretariado de la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias, Mons. Anastasio Gil, que también es Director nacional de las Obras Pontificias Misionarias (POM).
Según datos oficiales de la Conferencia Episcopal Española (CEE) en España hay 18,633 sacerdotes para atender a 22,686 parroquias, lo que significa que 4,053 no tienen párroco.

En la nota enviada a la Agencia Fides se lee que en los últimos cinco años, tras la llegada masiva de inmigrantes, ha aumentado también el número de sacerdotes extranjeros que llegan a España, acogidos por las diócesis. Por ejemplo, en las Islas Canarias hay una decena de sacerdotes católicos llegados de otros países como Guinea Ecuatorial, Polonia, Colombia e incluso Corea.
Sacerdotes polacos y colombianos también son párrocos en la diócesis de Zaragoza, donde en total son cerca de 40 extranjeros; la mayoría procedentes de América Latina, aunque también Europa central y oriental y de África. En Aragón, el 6% de los sacerdotes es extranjero, y en Valladolid 7 sacerdotes de otros países siguen pastoralmente 20 pueblos de esta provincia eclesiástica. Muchos de ellos están al frente de grupos de católicos con unas características especiales y que requieren una atención diferenciada.

Así, en Madrid hay siete capellanías internacionales (filipinos, polacos, rumanos (2), ucranianos, africanos y chinos). Cada una de ellas es atendida por "un sacerdote de su mismo país, que habla su idioma, comprende y apoya y ayuda con sus problemas de adaptación", explica Mons. Gil. En Barcelona se han creado capellanías para atender a filipinos, polacos, chinos, guineanos y latinoamericanos; y en Mallorca, los católicos polacos, rumanos, chinos, alemanes y nigerianos también cuentan con su propia capellanía. "España es un país cada vez más internacional y eso se nota también en las iglesias" concluye Mons. Gil.