miércoles, 22 de febrero de 2012

La gente de Tarahumara pasa hambre: ¿corrupción de los funcionarios o desastre natural?

TARAHUMARA, MÉXICO (Agencia Fides, 21/02/2012).  La tala ilegal de árboles, la contaminación de ríos acuíferos son algunos daños ocasionados por la "corrupción" e la "inmoralidad" de las autoridades, cuyos efectos han causado hambruna en la Sierra Tarahumara:lo ha publicado en su editorial el semanal "Desde la fe" de la Arquidiócesis de México.


"No cabe duda que la situación inmediata puede estar bajo control, pero a largo plazo seguirá latente, no sólo por el estilo de vida en la zona de Tarahumara, sino, sobre todo, porque la sequía, que afecta a la mitad del territorio nacional, está mostrando un problema más grave a nivel mundial, el desequilibrio ecológico que nos lleva a un desastre ambiental".


El semanario diocesano advierte que en México se han visto afectados irresponsablemente y de modo irremediable los recursos naturales del país, con la complicidad de funcionarios corruptos, en todos los niveles, "motivados por su ambición económica y por una inmoral rapacidad". "La respuesta a esta emergencia debe ser ahora un cambio de mentalidad de los ciudadanos y en las nuevas políticas públicas de gobierno para solucionar los problemas a largo plazo. La naturaleza merece un mayor respeto y cuidado" concluye el texto. 

Mons. Rafael Sandoval Sandoval, Obispo de la Diócesis Tarahumara en una entrevista a la prensa local, también lanza la alarma: la gente de Tarahumara pasa hambre. "El problema es complejo, pero existe un problema real de hambre" ha dicho Mons. Sandoval, añadiendo: "La Iglesia misionera en la zona estaba preparando 'Red Serrana' un proyecto de solidaridad y desarrollo comunitario. Como Iglesia, allí somos Iglesia misionera. Desde la llegada de los jesuitas se ha dado un testimonio de la dimensión social de la fe, es una Iglesia que ha estado cercana al dolor de este pueblo. Antes de que llegasen las noticias de esta sequía, la Iglesia ya se había preparado para ayudar a los que pasasen hambre con lo que se llama Red Serrana. Pero la sequía nos llegó de sorpresa. He dicho a los párrocos que se pongan en movimiento para hacer llegar la ayuda a las comunidades que la requieran. Sabemos que eso no es la solución, se necesitan escuelas. Se requiere que se le dé más importancia a la salud comunitaria. Espacios donde los indígenas puedan, a largo plazo, ser constructores y sustentadores de sí mismos. Porque, de lo contrario, volveremos a ver repetirse la situación en diez o quince años".