CIUDAD DE MÉXICO (7/2/2012 Agencia Fides). Las muertes por causa de inanición entre la población Tarahumara, que reside en el territorio actual mexicano de Chihuahua y en otras localidades del país, donde sobreviven 28 millones de mexicanos que no pueden alimentarse adecuadamente, se deben a los desastres meteorológicos, a la sequía o a las heladas. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 58.5 millones de mexicanos sufren de pobreza extrema. En particular, se trata de "pobreza alimentaria", es decir, no tienen nada para comer.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo (Coneval) ha declarado un incremento de 12.5 millones de pobres en los últimos seis años. Los programas sociales no se inician cuando realmente son necesarios, sino sólo en tiempos de elecciones. Actualmente en la Sierra Tarahumara, se han producido casi un centenar de suicidios por la desesperación causada por la falta de alimentos. Abundan las estadísticas, documentos, informes sobre la situación de hambruna en la que viven millones de mexicanos de la Tarahumara y otras zonas pobres.
No hay iniciativas o actividades para llegar a la raíz del problema y abordarlo, aportando soluciones. Muchas familias saltan una o más comidas al día. Los niños van a la escuela sólo con una taza de té en el estómago y una tortilla con frijoles. Tanto dentro como fuera del país, aumentan las peticiones de donaciones por parte de organizaciones civiles y de la Iglesia Católica para llevar alimentos a los nativos de Chihuahua.
