domingo, 25 de agosto de 2013

FRANCISCO: Ángelus dominical (Agosto 25)



CIUDAD DEL VATICANO (http://catolicidad.blogspot.com – Agosto 25 de 2013). 
A las 12.00 horas de hoy, el Santo Padre FRANCISCO, desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano rezó el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.



Texto íntegro de la oración Mariana:



"Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! 


El Evangelio de hoy nos invita a reflexionar sobre el tema de la salvación. Jesús está saliendo de Galilea hacia la ciudad de Jerusalén y a lo largo del camino un tal – relata el evangelista Lucas – se le acerca y le pregunta: “Señor, ¿son pocos los que se salvan?” (13,23). Jesús no responde directamente a la pregunta: no es importante saber cuántos se salvan, sino que es más importante saber cuál es el camino de la salvación.  Y he aquí ahora que a la pregunta Jesús responde diciendo: «Esfuércense por entrar por la puerta estrecha, porque, les digo, muchos pretenderán entrar y no podrán». (v. 24). ¿Qué cosa quiere decir Jesús? ¿Cuál es la puerta por la que debemos entrar? ¿Y por qué Jesús habla de una puerta estrecha?. La imagen de la puerta vuelve varias veces en el Evangelio y se remonta a la de la casa, del hogar doméstico, donde encontramos seguridad, amor y calor. Jesús nos dice que hay una puerta que nos hace entrar en la familia de Dios, en el calor de la casa de Dios, de la comunión con Él. Y esa puerta es Jesús mismo (cfr. Jn 10, 9). Él es la puerta. Él es el pasaje para la salvación. Él nos conduce al Padre. Y la puerta que es Jesús jamás está cerrada, esta puerta jamás está cerrada, está abierta siempre y a todos, sin distinción, sin exclusiones, sin privilegios. Porque, saben, Jesús no excluye a ninguno. Alguno de vosotros quizá podrá decirme: "Pero Padre, seguramente yo estoy excluido, porque soy un gran pecador. He hecho cosas feas, he hecho tantas, en la vida". No, no estáis excluido. Precisamente por esto eres el preferido, porque Jesús prefiere al pecador, siempre, para perdonarlo, para amarlo. Jesús te está esperando para abrazarte, para perdonarte. No tengas miedo: Él te espera. Anímate, ten coraje para entrar por su puerta. Todos somos invitamos a pasar esta puerta, a atravesar la puerta de la fe, a entrar en su vida, y a hacerlo entrar en nuestra vida, para que Él la transforme, la renueve, le de alegría plena y duradera.



El día de hoy pasamos frente a tantas puertas que invitan a entrar prometiendo una felicidad que después, nos damos cuenta que dura solo un instante, que se agota en sí misma y no tiene futuro. Pero yo les pregunto: ¿nosotros por cuál puerta queremos entrar?. Y ¿a quién queremos dejar entrar por la puerta de nuestra vida?. Quisiera decir con fuerza: no tengamos miedo de atravesar la puerta de la fe en Jesús, de dejarlo entrar cada vez más en nuestra vida, de salir de nuestros egoísmos, de nuestras cerrazones, de nuestras indiferencias hacia los otros. Porque Jesús ilumina nuestra vida con una luz que no se apaga jamás. ¡No es un fuego artificial, un flash!. No, es una luz tranquila, que dura siempre. Y que nos da paz. Así es la luz que encontramos si entramos por la puerta de Jesús.


Cierto que la puerta de Jesús es una puerta estrecha, no porque sea una sala de tortura. ¡No, no por eso!. Sino porque nos pide abrir nuestro corazón a Él, reconocernos pecadores, necesitados de su salvación, de su perdón, de su amor, de tener la humildad de acoger su misericordia y hacernos renovar por Él.  Jesús en el Evangelio nos dice que el ser cristianos no es tener una ¡«etiqueta»!. Yo les pregunto a vosotros: ¿vosotros sois cristianos de etiqueta o de verdad?. ¡Y cada uno se responda interiormente. ¡No cristianos, jamás cristianos de etiqueta!. Cristianos de verdad, de corazón. Ser cristianos es vivir y testimoniar la fe en la oración, en las obras de caridad, en promover la justicia, en realizar el bien. Por la puerta estrecha que es Cristo debe pasar toda nuestra vida.


A la Virgen María, Puerta del Cielo, pidamos que nos ayude a pasar la puerta de la fe, a dejar que su Hijo transforme nuestra existencia como ha transformado la suya para llevar a todos la alegría del Evangelio".


Llamamiento por Siria


"Con gran, con gran, sufrimiento y preocupación sigo la situación en Siria. El aumento de la violencia en una guerra entre hermanos, con el multiplicarse de estragos y actos atroces, que todos hemos podido ver también en las terribles imágenes de estos días, me impulsa una vez más a levantar la voz para que se detenga el rumor de las armas.  El enfrentamiento no ofrece perspectivas de esperanza para resolver los problemas, sino la capacidad de encuentro y de diálogo. No es un encuentro que ofrece perspectivas de esperanza para resolver los problemas, sino que es la capacidad del encuentro y diálogo. Desde lo profundo de mi corazón, quisiera manifestar mi cercanía con la oración y la solidaridad a todas las víctimas de este conflicto, a todos aquellos que sufren, especialmente a los niños, e invitar a tener siempre encendida la esperanza de paz. Hago un llamamiento a la Comunidad Internacional para que se muestre más sensible hacia esta trágica situación y ponga todo su empeño para ayudar a la amada Nación Siria a encontrar una solución a una guerra que siembra destrucción y muerte. Todos juntos, oremos, todos juntos oremos a la Virgen, Reina de la Paz: María, Reina de la Paz, ruega por nosotros. Todos: María Reina de la Paz ruega por nosotros".


Después del Ángelus


"Saludo con afecto a todos los peregrinos presentes: las familias, y los numerosos grupos de la Asociación Albergoni. En particular saludo a las Hermanas Maestras de Santa Dorotea, a los jóvenes de Verona, Siracusa, Nave, Modica e Trento; a los confirmados de las Unidades Pastorales de Angarano y Val Liona; a los seminaristas y a los sacerdotes del Pontifical North American College; a los laboratoristas de Cuneo y a los peregrinos de Verrua Po, San Zeno Naviglio, Urago d’Oglio, Varano Borghi y San Pablo de Brasil. Para muchos estos días marcan el final del periodo de las vacaciones estivas. Les deseo a todos un regreso sereno y comprometido a la vida normal cotidiana mirando al futuro con esperanza.

¡A todos deseo un buen domingo, una buena semana!. ¡Buen almuerzo y adiós!".