El párroco explica que en los momentos y los días después del atentado las reacciones violentas de algunos cristianos han complicado el asunto. “El acto de linchar a dos personas ha sido terrible, lo condenamos firmemente. Invitamos a todos a mantener la calma. Esperamos y rezamos para que no se desencadene una espiral de violencia y represalias”.
El p. Gulzar confirma a la Agencia Fides que muchas familias han abandonado la zona por temor a que los niños y las mujeres puedan sufrir abusos. “Por nuestra parte seguimos adelante, con la gracia de Dios. Hoy oramos y ayunamos. Tenemos el testimonio de la fe de nuestros mártires que se sacrificaron para salvar a todos los que estaban en la iglesia en el momento del atentado. No lo olvidamos. Ahora tenemos que empezar de nuevo, tomando nuestra vida de cada día con fe y valentía, con la mirada puesta siempre en Jesús. Caminamos hacia la Pascua y, en Cristo, renaceremos”.