En el comunicado final de la reunión, dado a conocer por el Patriarcado Latino de Jerusalén, se expresa preocupación por el futuro de las escuelas cristianas en Israel, afectadas por “los recortes a las subvenciones de la Consejería de Educación”. Se hipotiza también sobre una mayor participación de los padres para el apoyo financiero de las escuelas, en la convicción de “que el propósito preciso de nuestras escuelas no es el lucro, sino la educación”. El documento reafirma la intención de la Iglesia a hacerse cargo de “los inmigrantes asiáticos y africanos que viven en una situación precaria” marcada por la explotación, la discriminación y la falta de protección de sus derechos fundamentales.
En cuanto a la condición de los refugiados provenientes de Siria e Iraq, los obispos subrayan que la mayoría de ellos no parecen tener ninguna esperanza de un posible regreso a sus países marcados por grandes conflictos sangrientos. Los recursos empleados por Caritas - advierten los Obispos – disminuyen con la prolongación de la crisis. Y el deterioro progresivo de las condiciones de vida de millones de refugiados y desplazados llama en causa cada vez más apremiantemente las responsabilidades de la comunidad internacional y de la ONU.