El Santo Padre que observó que el camino ecuménico, incluso con todas sus dificultades, es ya parte integrante del proceso de reconciliación y comunión, recordó que el decreto conciliar ''Unitatis Redintegratio'' afirma que la división entre los cristianos "daña la causa santísima de predicar el evangelio a toda criatura". ''Esto es evidente -comentó- cuando, por ejemplo, las Iglesias y comunidades eclesiales de Europa tienen diferentes puntos de vista sobre importantes cuestiones antropológicas o éticas. Por lo tanto, espero que no falten y que sean fructuosas las ocasiones de reflexión conjunta a la luz de la Sagrada Escritura y de la tradición compartida… y que podamos encontrar respuestas comunes a las preguntas que la sociedad contemporánea plantea a los cristianos. Cuanto más cerca estemos de Cristo, más unidos estaremos entre nosotros''.
''Hoy las Iglesias y las comunidades eclesiales de Europa se enfrentan a retos nuevos y decisivos, a los que puedan responder eficazmente solamente hablando con una única voz -señaló el Pontífice- Pienso, por ejemplo,en el desafío que plantean las legislaciones que, en nombre de un principio de tolerancia mal interpretado, acaban impidiendo a los ciudadanos que expresen con libertad y practiquen pacíficamente sus creencias religiosas. Además, frente a la actitud con que Europa parece abordar la migración dramática y a menudo trágica de miles de personas que huyen de guerras, persecuciones y miseria , las Iglesias y comunidades eclesiales de Europa tienen el deber de colaborar para promover la solidaridad y la acogida. Los cristianos de Europa -concluyó- están llamados a interceder con la oración y a trabajar activamente para llevar paz y solidaridad a los conflictos en curso''.