Hassaké, SIRIA (Agencia Fides, 26/06/2015) – El último ataque a la ciudad de Hassake en la
noche entre el miércoles 24 y el jueves 25 de junio por parte de
militantes yihadistas del Daesh (acrónimo utilizado para definir en
árabe al Estado Islámico) ha provocado una nueva emergencia humanitaria
en la provincia siria al noreste de Jazeera. Cientos de familias se han
visto obligadas a abandonar sus hogares aumentando así la masa de
refugiados internos que ya están presentes en la región siria. “Los
milicianos del Daesh - refiere a la Agencia Fides el Obispo Caldeo
Antoine Audo SJ, presidente de Cáritas Siria – han bombardeado en la
noche entre el miércoles y el jueves todas las zonas de la ciudad.
Luego, en la madrugada del jueves 25, ha comenzado el éxodo masivo,
entre ellos cientos de familias cristianas. Sólo de entre los caldeos,
se han marchado sesenta familias a Qamishli, junto con el párroco Nidal,
mientras que otras diez familias han llegado a la parroquia de
al-Malikiyah. Y ahora todo el mundo está esperando para ver cómo
evolucionan las cosas”.
Hassaké en las últimas semanas había sido objeto de ataques por parte de
la milicia del Daesh, hasta ahora siempre rechazada por el ejército del
gobierno y la milicia kurda. Ahora el obispo Audo ve en esta última
ofensiva yihadista, un intento de presionar a las fuerzas armadas,
principalmente a las kurdas, que en los últimos días parecían ganar
terreno en la provincia de al-Raqqa, donde está la fortaleza de Daesh en
Siria.
“La situación – añade Mons. Audo - parece confusa. En el campo de
batalla están los kurdos, los yihadistas y el ejército gubernamental y
no siempre se entiende bien la agenda a la que responden cada una de
las fuerzas en combate”. Caritas Siria ya ha tomado medidas para enviar
alimentos, medicamentos y artículos de primera necesidad para ayudar a
los nuevos refugiados. “Todos los días - explica el obispo caldeo de
Aleppo – surgen nuevas emergencias, incluso en zonas que hasta ahora no
habían sufrido por el conflicto.
La gente está cansada, los nervios
están a flor de piel, todos tienen miedo. Se ven muchas armas. Por lo
que basta un pequeño incidente para hacer explotar la tensión y provocar
la violencia, incluso dentro de las aldeas. Nuestro deber es permanecer
aquí, y tratar de avanzar en esta situación. Pero no es fácil”.