''Es hermoso y significativo que los jóvenes y los adultos encuentren en el entrenamiento deportivo y la participación en competiciones internacionales un estímulo para vivir con plenitud su vida. Es un reto -subrayó FRANCISCO- ¡Y vosotros lo habéis aceptado ''bajando al campo''! Os animo a proseguir este esfuerzo de ayudaros unos a otros a descubrir vuestro potencial y de amar la vida, de apreciarla con todas sus limitaciones, y sobre todo con sus lados más bellos.... El deporte es un camino ideal para este descubrimiento, para abrirse, para salir de sí mismo y ponerse en juego. Así se aprende a participar, a superarse, a luchar juntos. Todo esto ayuda a convertirse en miembros activos de la sociedad e incluso de la Iglesia; y ayuda a una y otra a superar todas las formas de discriminación y exclusión''.
''Por favor, sed fieles a este ideal de deporte .No os dejéis contagiar por la falsa cultura deportiva, la del éxito económico, la de la victoria a toda costa, la del individualismo. Es necesario, en cambio, reencontrar el deporte 'amateur', el de la gratuidad, el deporte por el deporte. Debemos preservar y defender el deporte como experiencia de los valores humanos, de competición, sí, pero con lealtad, con solidaridad. ¡Dignidad para cada persona siempre! Que nadie se sienta excluido de la práctica del deporte. Y para lograr este objetivo hace falta la acción generosa y armónica de las diversas realidades social e institucionales''.
El Papa acabó su discurso deseando a los atletas que vivieran los próximos Campeonatos del Mundo con alegría, entrega y serenidad, para divertirse y entablar amistad con sus hermanos y hermanas de todo el mundo y les pidió que no se olvidasen de rezar por él.