CIUDAD DEL VATICANO, 20 de febrero de 2016 (VIS).- Cincuenta mil personas
asistieron esta mañana a la Audiencia Jubilar del Santo Padre FRANCISCO -que
regresó anteayer de su Viaje Apostólico a México- en la Plaza de San
Pedro. El Papa dedicó la catequesis al tema del compromiso que los
cristianos están llamados a asumir para ofrecer a los que encuentran en
su camino una señal concreta de la cercanía de Dios.
''El Jubileo
de la Misericordia- dijo- es una oportunidad para profundizar en el
misterio de la bondad y del amor de Dios. En este tiempo de Cuaresma, la
Iglesia nos invita a conocer cada vez más al Señor y a vivir de manera
coherente la fe con un estilo de vida que exprese la misericordia del
Padre. Mi vida, mi actitud, mi forma de ir por el mundo deben ser un
signo concreto del hecho de que Dios está cerca de nosotros. Pequeños
gestos de amor, de ternura, de atención, que hacen pensar que el Señor
está con nosotros, cerca de
nosotros. Y así se abre la puerta de la misericordia''.
Para ello
es necesario ''comprometerse'' y comprometerse es aceptar una
responsabilidad con alguien y cumplirla con fidelidad, dedicación e
interés. ''Cada día -explicó FRANCISCO nos piden que nos comprometamos
en lo que hacemos: a la hora de rezar, en el trabajo, estudiando, pero
también en el deporte... En resumen, comprometerse es tener buena
voluntad y constancia para mejorar la vida''.
''Dios también se ha
comprometido con nosotros. Y su primer compromiso fue crear el mundo y,
a pesar de nuestros esfuerzos en destruirlo, El se compromete a
conservarlo. Pero su compromiso más grande -subrayó- fue darnos a
Jesucristo... Y lo recuerda San Pablo cuando escribe que Dios no ahorró a
su Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros. Y por eso, junto a
Jesús, el Padre nos dará todo lo que
necesitemos''.
En el Evangelio, es muy fácil ver como se manifestó
el compromiso de Dios con nosotros. ''En Jesús, Dios se comprometió
plenamente restituyendo esperanza a los pobres, a cuantos estaban
privados de dignidad, a los extranjeros, a los enfermos, a los
prisioneros y a los pecadores, que acogía con bondad. En todo eso Jesús
era la manifestación viva de la misericordia del Padre''. FRANCISCO
resaltó el hecho de que Jesús acogia con bondad a los pecadores, que si
pensamos de forma humana serían sus enemigos. En cambio Cristo, "se
acercaba a ellos con bondad, los amaba y así su corazón cambiaba''.
''Todos nosotros somos pecadores, todos -reiteró- todos tenemos ante
Dios alguna culpa pero no hay que perder la confianza porque El se
acerca para darnos consuelo, perdón, misericordia: ese es el compromiso
de Dios y por eso nos mandó a Jesús, para acercarse a todos nostors y
abrir la
puerta de su corazón, de su amor, de su misericordia''.
A partir
de ese amor misericordioso con que Jesús expresó el compromiso de Dios
nosotros también ''podemos y debemos corresponder a su amor con nuestro
compromiso. Y sobre todo en las situaciones de necesidad mayor, donde
hay más sed de esperanza. Pienso -señaló el Pontífice- en nuestro
compromiso con las personas abandonadas, con los que tienen fuertes
discapacidades, con los enfermos mas graves, con los moribundos, con los
que no son capaces de expresar agradecimiento...En todas esas
situaciones nosotros llevamos la misericordia de Dios a través de un
compromiso de vida, que da testimonio de nuestra fe en Cristo. Tenemos
que llevar siempre esa caricia de Dios-porque así nos acarició Dios con
su misericordia- a los que la necesitan, a los que sufren por dentro o
están tristes: esa caricia que es la misma que Dios nos hizo''.
El Papa finalizó su
catequesis manifestando el deseo de que el Jubileo contribuya a que
nuestras mentes y nuestros corazones sientan en lo más profundo el
compromiso de Dios con cada uno de nosotros y gracias a ello
transformemos nuestra vida en un ''compromiso de misericordia'' para
todos.