CIUDAD DEL VATICANO, 27 de febrero de 2016 (VIS).- El Papa FRANCISCO
ha recibido esta mañana en el Aula Pablo VI a 7.000 empresarios
italianos de la Confindustria (la Patronal italiana) que por primera vez
acuden al Vaticano para encontrarse con el Pontífice y lo hacen con
ocasión del Jubileo. Un encuentro, dijo el Santo Padre, que además de
ser una novedad ha hecho asumir a los hombres y mujeres de empresa
italianos asumir un compromiso: el de construir juntos, reflexionando
sobre la ética empresarial, sobre la atención a los valores, que son
''la columna vertebral'' de proyectos que pueden representar una
alternativa al modelo consumista del beneficio a toda costa.
El
lema ''construir juntos'' inspira a colaborar, a compartir y a preparar
el camino a las relaciones reguladas por un sentido común de
responsabilidad. ''En el complejo mundo de la empresa -señaló-
''construir juntos'' significa invertir en proyectos que involucren a
sujetos a menudo olvidados o descuidados, en primer lugar las
familias... y junto con ellas... los grupos más vulnerables y
marginados, como los ancianos que todavía poseen recursos y energías
para colaborar activamente pero demasiado a menudo se descartan como
inútiles e improductivos. O los trabajadores potenciales, especialmente
los jóvenes, prisioneros de la precariedad o de largos períodos de
desempleo, que no son interpelados de propuestas de trabajo que les den,
además de un salario honrado, la dignidad de la que a veces se sienten
privados''.
Construir juntos significa, de hecho, ''fundamentar el
trabajo no solamente sobre el genio solitario de un individuo, sino
sobre la colaboración de muchos. Significa, en otras palabras, " tejer
redes" para valorizar los talentos de todos, sin dejar por ello de lado
el carácter único e
irrepetible de cada uno. Por lo tanto, que en el centro de cada empresa-
subrayó el Pontífice- esté la persona: no la teórica abstracta, ideal,
sino la persona concreta, con sus sueños, sus necesidades, sus
esperanzas y sus fatigas... Frente a tantas barreras de injusticia, de
soledad, de desconfianza y de sospecha que se levantan todavía en
nuestros días, el mundo del trabajo, del cual sois actores está llamado a
dar pasos valientes para que "encontrarse y construir juntos" no sea
sólo un eslogan, sino un programa para el presente y el futuro''.
El
Santo Padre recordó a los empresarios y empresarias que tenían ''una
vocación noble encaminada a producir riqueza y a mejorar el mundo para
todos''. Por eso están llamados a ser constructores del bien común y
promotores de un nuevo "humanismo del trabajo". ''Estáis
llamados a proteger el profesionalismo, y al mismo
tiempo prestar atención a las condiciones en que se realiza el trabajo
-dijo- que vuestro guía maestra sea siempre la justicia, que rechaza el
atajo de las recomendaciones y los favoritismos, y las peligrosas
desviaciones de la falta de honradez y del compromiso fácil. Que la ley
suprema sea siempre la atención a la dignidad del otro, valor absoluto
del que no se puede disponer. Este horizonte altruista debe distinguir
vuestro compromiso: os llevará a rechazar categóricamente que la
dignidad de la persona sea pisoteada en nombre de las exigencias
productivas, que enmascaran miopías individualistas, tristes egoísmos y
sed de ganancia''.
El Papa concluyó pidiendo a los miembros de
Confindustria que sus empresas estuvieran en cambio, siempre abiertas a
''ese significado más amplio de la vida que les permitirá realmente
servir al bien común, con su esfuerzo de multiplicar y hacer más
asequibles para todos los bienes de este mundo. Y
que el bien común sea la brújula que orinete la actividad productiva,
para que crezca una economía de todos y para todos, que no sea
insensible a la mirada de los necesitados. Y esto es posible siempre y
cuando la mera proclamación de la libertad económica no prevalezca sobre
la libertad concreta del hombre y sobre sus derechos, cuando el mercado
no es un absoluto, sino que obedece a las exigencias de la justicia y,
en última instancia, la la dignidad de la persona. Porque no hay
libertad sin justicia y no hay justicia sin respeto a la dignidad de
cada uno''.