CIUDAD DEL VATICANO, 25 de febrero de 2016 (VIS).- La conferencia
internacional ''Religiosos y migraciones en el siglo XXI: perspectivas,
desafíos y respuestas'', promovida por la representación ante las
Naciones Unidas de Passionist International, Congregation of Saint
Joseph, Augustinians International y Vincentians, terminó ayer en Roma
sus dos días de intensos trabajos.
El objetivo del encuentro- en
que han tomado parte un centenar de religiosos y religiosas, pero
también de laicos y expertos del sector- era comprender más a fondo el
fenómeno migratorio y su repercusión en el mundo de hoy, sobre todo en
el contexto de la situación europea actual. Además se han tratado de
individuar modalidades de solidaridad más eficaces y compartidas. Se ha
lanzado también un fuerte llamamiento a intensificar el trabajo de red
entre las congregaciones asociaciones y organismos, tanto en los países
de origen como en los de
tránsito y destino de los migrantes. La red representa ciertamente una
de las formas mejores para no dispersar energías, competencias y
recursos y para impulsar todavía más el trabajo que todos esos entes
desempeñan. Baste decir que solamente en Italia 23.000 personas ( casi
la cuarta parte de los refugiados presentes en el país) son acogidos por
las parroquias, las comunidades religiosas, los monasterios y los
santuarios.
Los participantes han manifestado su preocupación por
el gran número de menores involucrados en los flujos migratorios y a
menudo no acompañados , al igual que los miles de jóvenes, sobre todo
nigerianas (más de 4.000 desembarcadas en 2015 en Italia) que corren
peligro de acabar en manos de las redes de explotación de la
prostitución.
''En este mundo tan complejo y ante el reto de las
migraciones -ha afirmado el Padre Emela Xris Obiezu, representante de
Augustinians International en las Naciones Unidas-
cada vez es más necesario pensar globalmente y actuar localmente también
en términos de ''lobbying'' y ''advocacy''. Para que se escuchen las
voces de las víctimas y de quien trabaja a su lado en todos los ámbitos
de atención, desde las administraciones locales a la ONU, a fin de
influenciar también las decisiones operativas, teniendo siempre como
centro la atención a la persona y el respeto de su libertad y su
dignidad''.