Phnom Penh, CAMBOYA (Agencia Fides, 13/01/2017) –“¡Cuántas veces este año, en nuestro
Vicariato, he visto a Dios en los rostros de los niños y en las caras
que he conocido! Una vez más, en estos días, he podido ver a Dios en
medio de nosotros: lo he visto en los pocos fieles de la Iglesia de St.
Paul, Thmey que ha acogido a 100 personas pobres y ancianas,
ofreciéndoles amistad y sonrisas; lo he visto en cientos de pobres
budistas y musulmanes que han venido a compartir un momento de
fraternidad con las hermanas de la Madre Teresa; lo he visto en 3.000
niños en Takeo que gozosamente celebraban la Navidad; lo he visto en la
prisión de Takeo, cuando los budistas, los musulmanes y los cristianos
se han unido para alentar a los prisioneros; lo he visto en el teatro
Chomkacheang, donde los jóvenes han representado la Natividad, que ha
retransmitido también la televisión nacional”: así lo ha expresado el
obispo Olivier Schmitthaeusler en el mensaje lanzado al inicio del 2017
para lo
s
bautizados del Vicariato de Phnom Penh, que él mismo dirige.
En el texto de la carta pastoral para el nuevo año, enviada a la Agencia
Fides, el Vicario apostólico remarca: “Dios está aquí, en nuestro país,
y se hace presente en los más pequeños, en los más pobres, en los
discapacitados, en los sin tierra, en los migrantes, en nuestras
familias, a veces divididas a causa de la infidelidad, del juego, de la
violencia, de la droga; Dios está en nuestros puestos de trabajo
marcados por situaciones destructivas y de lucha de poder. Él nos invita
a convertirnos en constructores de una cultura de misericordia”, a
promover “la revolución de la misericordia”, remarca.
Mons. Schmitthaeusler recuerda que la comunidad católica del Vicariato
ha experimentado un ciclo trienal de “tres años de caridad”, que han
terminado con la celebración del Jubileo de la Misericordia: “Estamos
llamados a promover una cultura de la misericordia basada en el
redescubrir el encuentro con el otro, una cultura donde nadie mira a los
demás con indiferencia o se aleja del sufrimiento de los hermanos”, y
añade que las obras de misericordia son una especie de “producto de
artesanía”, lo que significa que son hechos por manos de hombres, y
“ninguno es igual que otro”. “Dios inspira todas estas obras, y todas
son del mismo estilo y material, pero cada una toma una forma
diferente”, indica el vicario.
El texto continúa: “Este es el tiempo de la misericordia. Cada día de
nuestro viaje está marcado por la presencia de Dios que guía nuestros
pasos con el poder del Espíritu y se derrama en nuestros corazones para
que seamos capaces de amar. Este es el tiempo de la misericordia de
todos y para todos, es el tiempo de la misericordia para aquellos que
son débiles y vulnerables y están solos”, como “para los pobres y los
pecadores”.