Kinshasa, REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO (Agencia Fides, 01/04/2017)- “Denunciamos y condenamos todas las formas de
violencia contra la vida humana y las estructuras públicas y privadas”,
se lee en una declaración firmada por Mons. Marcel Utembi Tapa,
Arzobispo de Kisangani y Presidente de la CENCO (Conferencia Episcopal
Nacional del Congo), así como por Mons. Madila Basanguka Arzobispo de
Kananga, y por Mons. Luis Mariano Montemayor, Nunzio Apostólico en la
República Democrática del Congo, declaración en la que denuncian la
violencia cometida en el Gran Kasai, donde las fuerzas de seguridad se
están enfrentando contra los milicianos del fallecido líder tradicional
Kamuina Nsapu. “Desde hace más de un año, según
el informe recibido por la Agencia Fides - los sangrientos
enfrentamientos entre soldados y milicianos de Kamuina Nsapu causan
consecuencias horribles e insoportables”. Se denuncian asesinatos de
policías y de muchos civiles, incluidos dos expertos de la ONU, el
norteamericano Michael Sharp y la sueca Zaida Catalan, y su intérprete
congoleño (véase Fides 29/3/2017). La inseguridad ha provocado un
movimiento masivo de la población hacia los bosque o hacia los
principales centros urbanos de la región. “Las poblaciones viven en
medio de una inseguridad insostenible, tanto humanitaria como
alimenticia. Algunas parroquias están casi completamente vacías y
abandonadas, especialmente en la diócesis de Luisa, Luebo y Mbuijmayi”
afirma el documento denunciando “las recientes matanzas de civiles
durante las requisiciones entre las familias, casa por casa, en Nganza y
en Katoka II, en la arquidiócesis de Kananga”.
La CENCO, la Nunciatura Apostólica y el Arzobispo de Kananga piden que
se ponga fin al reclutamiento de jóvenes y niños, que se termine con los
asesinato de civiles por parte de los insurgentes, con las ejecuciones
extrajudiciales de ciudadanos inocentes, al mismo tiempo que hacen un
llamamiento a las fuerzas del orden para que hagan un uso proporcionado
de la fuerza. Por último solicitan al gobierno que reactive urgentemente
las negociaciones para encontrar una solución política a la crisis
socio-política y humanitaria que se cierne sobre la región, a la vez que
exige acciones concretas para identificar rápidamente a los autores a
través de investigaciones independientes y objetivas.