Kinshasa, REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO (Agencia Fides, 19/05/2017) - En la reunión del Grupo Internacional de
Contacto sobre los Grandes Lagos, que se celebró el 15 de mayo en
Washington, con la participación de los Estados Unidos, Gran Bretaña,
Francia, Alemania, Bélgica, así como los Países Bajos, Suecia, Dinamarca
y los representantes de la ONU, Unión Europea, Unión Africana y la
Organización Internacional de la Francofonía, para tratar sobre la
crisis en la República Democrática del Congo y Burundi, no fueron
invitados los representantes de ambos estados y el único país africano
admitido fue Angola.
Ante la falta de ejecución de los acuerdos de San Silvestre y la
división de la oposición, el presidente Joseph Kabila corre el riesgo
real de que se intervenga desde fuera en la crisis congoleña. “Sólo las
dos potencias regionales, Ruanda y Angola pueden tocar la campana del
final del recreo para la RDC”, ha comentado el periodista camerunés
Louis Keumayou.
La reunión en Washington, que contó con la participación del Gobierno de
Luanda, podría haber sido un paso adelante en esta dirección.
Ante la política de estancamiento, la situación de seguridad en la RDC
tiende a empeorar. Actualmente no son sólo las áreas periféricas las que
están amenazados por la presencia de bandas armadas; también la
capital, Kinshasa, ha sido escenario de un ataque contra la prisión
central de Makala este 17 de mayo, causando la fuga de 4.000
prisioneros. Entre ellos se encuentra Ne Muanda Nsemi, líder de la secta
Bundu dia Kongo. Las autoridades acusan a Bundu dia Kongo de ser
responsable del ataque a la prisión, pero los líderes de la secta han
afirmado que no tienen nada que ver con lo sucedido.