Pattani, TAILANDIA (Agencia Fides, 22/05/2017) - Cada día los jeeps del Ejército escoltan a los
maestros budistas a las escuelas que se encuentran en el sur del país,
cuya área es patrullada por los grupos armados paramilitares y por
voluntarios armados mientras que los niños estudian y juegan. Este clima
de tensión se ha agravado desde cuando, en el mes de septiembre de
2016, 700 estudiantes que estaban en clase escucharon una fuerte
explosión que mató a una niña de 4 años y a su padre, además de causar
varios heridos, en una tierra donde los insurgentes musulmanes tiene
como objetivo las escuelas y los maestros.
Desde entonces, han muerto 185 maestros a causa de ataques atribuidos a
los grupos armados musulmanes que reclaman la independencia de las
provincias de Pattani, Yala y Narathiwat, al sur de Tailandia.
Estas cifras han sido publicadas por Human Rights Watch (HRW), que
además ha declarado que los rebeldes creen que el sistema educativo
promovido por el gobierno es un símbolo, así como el primer frente de
batalla de la ocupación del estado de Tailandia en la región. Sin
embargo, la violencia también afecta a los maestros y a las escuelas
islámicas, por un lado son víctimas los profesores musulmanes que
trabajan con el Estado y por otro las fuerzas de seguridad hacen
incursiones en las madrasas en busca de rebeldes.
Debido al conflicto en el sur del país desde 2004, han muerto al menos
6.700 personas, la mayoría civiles. La principal recriminación de los
insurgentes, es el estado islámico en lo que era el antiguo Sultanato de
Patani, compuesto por Pattani, Yala y Narathiwat, que denuncian la
opresión y la discriminación por parte de la administración de mayoría
budista del país.