Marawi, FILIPINAS (Agencia Fides, 30/05/2017) - “Los terroristas han buscado un contacto con
los militares y las instituciones. Han realizado un vídeo en el que el
padre Teresito Soganub, llamado p. Chito, del grupo de los 15 rehenes
católicos, hace un llamamiento al presidente Duterte pidiéndole el fin
de los bombardeos y del ataque contra Marawi. Como era de esperar, los
militantes se encuentran ahora en dificultad, están de espaldas a la
pared. Estamos felices de ver que el p. Chito, vicario de Marawi, está
vivo, pero tememos por la suerte de los rehenes, unos 200 civiles en
total, que ahora son utilizados como escudos humanos”: así lo refiere a
la Agencia Fides el Obispo de Marawi, Edwin de la Pena, expresando su
preocupación por esta delicada etapa de la crisis en curso en Marawi, la
ciudad en la isla de Mindanao. Después de la ocupación de la ciudad por
parte de los yihadistas y de la imposición de ley marcial declarada el
23 de mayo por el presidente Duterte, los militares
filipinos han comenzado el asedio de Marawi y una persecución, casa por
casa.
Tras una semana de combates, el ejército ha retomado el control de gran
parte de la ciudad: los yihadistas de grupo “Maute” afiliado al Isis,
permanecen escondidos en 9 “barangay” (distritos) de los 96 de Marawi.
La mitad de los residentes (alrededor de 100 mil personas) han
abandonado la ciudad, pero algunos civiles han quedado atrapados en el
fuego cruzado. Según las cifras oficiales, han muerto en el conflicto 19
civiles, 13 soldados, cuatro policías y 61 miembros del grupo Maute.
Entre estos últimos, seis combatientes son extranjeros, indonesios y
malasios.
“En un edificio de la ciudad tienen escondidos a los rehenes que
pretenden usar para salvar su vida y escapar”, explica el obispo a la
Agencia Fides. “Estamos muy preocupados, no sabemos lo que el ejército
va a hacer y cómo reaccionarán los terroristas. Hemos pedido ayuda a los
líderes musulmanes de Marawi, nuestros amigos, mientras toda la
población católica está reunida en oración, en todo el país”, añade.
En la zona también se ha producido una emergencia humanitaria: más de 40
mil personas están desplazadas en centros de evacuación y muchas otras
han encontrado refugio con familiares o amigos en las áreas vecinas. Las
comunidades católicas y organizaciones de la sociedad civil se han
movilizado para ayudar y apoyas a los desplazados.