Guayana, VENEZUELA (Agencia Fides, 29/05/2017) – Los presbíteros y diáconos de la diócesis de
Ciudad Guayana (Venezuela) han escrito una carta “a todo el Pueblo de
Dios que peregrina en nuestra amada tierra y a todas las personas de
buena voluntad” para expresar un profundo rechazo de cualquier expresión
de violencia y denunciar la situación vivida por una población
vulnerable que protesta ante la represión del gobierno.
Los sacerdotes de la diócesis de Ciudad Guayana, que están a la espera
del nombramiento del Ordinario ya que el obispo fue trasladado a otro
lugar, retoman las palabras del beato Mons. Oscar Arnulfo Romero: “¡En
nombre de Dios y de este sufrido pueblo les ruego, les suplico, les
ordeno que cese la represión!”.
La carta recibida en la Agencia Fides, se titula “No podemos callar
ante la represión”. Fue leída ayer, domingo 28 de mayo en todas las
iglesias de la diócesis, deplorando la violencia de la policía contra la
población civil.
En línea con la posición de la Conferencia Episcopal Venezolana, el
texto enfatiza claramente que en Venezuela es necesario que la
Constitución sea respetada: “una forma privilegiada e indispensable de
concretar su ejercicio democrático es el camino electoral, según lo
prevé la Constitución Nacional. Esta consulta electoral no puede ser la
llamada Constituyente porque éste es un proceso viciado desde su
convocatoria. Debemos ir a elecciones generales cuanto antes”.
Luego recuerda la carta del secretario de Estado del Vaticano, cardenal
Pietro Parolin, que había pedido el cumplimiento de cuatro puntos no
realizado sen el anterior diálogo: la apertura del canal humanitario,
liberación de presos y detenidos políticos, pleno reconocimiento de la
Asamblea Nacional y vía electoral para saldar las diferencias.
"Denunciamos el deterioro progresivo de la situación general de
Venezuela, cuyo rostro más visible es el aumento de los homicidios y del
hambre. Según Cáritas, el 11% de los niños venezolanos sufre de
desnutrición severa” señala la carta. En los últimos días los medios de
comunicación han informado de que los niños de las escuelas se desmayan
por el hambre, la gente tiene que hacer horas seguidas para comprar pan
ante la mirada atenta de la policía, mientras que la inflación aumenta
de forma exorbitante.