Huehuetenango, GUATEMALA (Agencia Fides, 10/12/2019) – “Un mártir, excelente educador y
defensor evangélico de los pobres y los oprimidos, que se convirtió en
uno de nosotros y nos dio su vida”: así es como el cardenal José Luis
Lacunza Maestrojuán, obispo de David (Panamá), en representación del
papa Francisco, ha definido al hermano James Alfred Miller, de los
Hermanos de las Escuelas Cristianas (FSC, Lasalianos), durante las
celebraciones de beatificación que presidió el sábado 7 de diciembre, en
Huehuetenango, Guatemala, en el lugar de su martirio.
James Miller nació el 21 de septiembre de 1944 en Ellis, un pequeño
pueblo de Wisconsin, en el norte de Estados Unidos. Tenia un carácter
alegre y realizado; era sencillo y entusiasta, lleno de energía,
incansable en su trabajo. Asistió al Pacelli High School en Stevens
Point, dirigido por los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Allí fue
donde escuchó la llamado a su vocación. Entró en los Lasalianos en 1959,
realizó su profesión religiosa en 1969, y quisó ir a una misión. Fue
destinado a Nicaragua, donde permaneció hasta 1980, demostrando sus
habilidades, que fueron apreciadas por las autoridades civiles. Cuando
el Presidente Somoza fue destituido, sus superiors le pidieron que
regresara a los Estados Unidos. A principios de 1981, sus superiores
aceptaron su regreso a la misión, pero lo enviaron a Guatemala, en la
ciudad de Huehuetenango, al Centro Indígena La Salle, una escuela
compuesta únicamente por niños del campo, muy pobres, del que se
convirtió en
Subdirector. En la tarde del 13 de febrero de 1982, mientras los
muchachos de la Casa Indígena La Salle de Huehuetenango se preparaban
para la celebración del carnaval, el Hermano intentó fijar una lámpara
en la pared exterior de la casa. Apenas había comenzado, cuando tres
personas llegaron desde una esquina de la calle. Uno de ellos le disparó
en la garganta, el pecho y el lado derecho de su cuerpo. La muerte fue
inmediata y nunca se supo quiénes fueron los asesinos. La misa de
beatificación se ha celebrado en el campo de futbol de la misma Casa
Indigena.
“La beatificación del Hermano James Miller es una gran alegría para los
hermanos, colaboradores, estudiantes y todos los miembros de la Familia
Lasaliana – escribe en su mensaje para la ocasión el hno. Robert
Schieler, Superior General de la FSC -. Su asesinato fue un intento
inútil de apagar la luz de Cristo y nos invita a recordar a los otros
innumerables catequistas, campesinos, trabajadores pastorales, cuya vida
fue cortada, porque trataban de despertar a las personas a la dignidad
intrínseca de hijos e hijas de Dios. El hermano James trabajó duro por
el bienestar de los jóvenes que se le fueron encomendados, especialmente
los jóvenes en peligro”.
“La educación católica pertenece a la misión evangelizadora de la
Iglesia" ha subrayado el cardenal Lacunza Maestrojuán durante la homilía
de la beatificación, destacando que el proyecto y el trabajo del beato
Miller “es un punto de referencia, tanto para la comunidad lasaliana
como para todos los educadores cristianos". "El hermano Santiago - como
era conocido-, a través de su trabajo pastoral por los pueblos indígenas
y los más pobres de los pobres, era consciente de su dignidad, de sus
derechos y de sus responsabilidades, por ellos desafió el sistema
autoritario y ofensivo de aquellos que solo pensaban en sí mismos”.