CIUDAD DEL VATICANO, 12 de marzo de 2016 (VIS).- “Ser misericordiosos como el Padre significa seguir a Jesús por el
camino del servicio”, ha dicho el Papa FRANCISCO a las más de veinte mil
personas que han participado esta mañana en la Plaza de San Pedro en la Audiencia Jubilar de los sábados, comentando en su catequesis el relato
del evangelio de San Juan que narra cómo Jesús, la noche antes de
morir, lavó los pies a sus discípulos.
“Jesús -explicó el Papa- hizo un gesto que quedó grabado en la
memoria de los discípulos.... Un gesto inesperado y sorprendente, hasta
el punto de que Pedro no quiere aceptarlo”. “Quisiera detenerme sobre
las palabras de Jesús -añadió-: “¿Comprendéis lo que he hecho por
vosotros [...] Si yo, Señor y Maestro, os he lavado los pies, también
vosotros, debéis lavaros los pies unos a otros”. Jesús indica así a sus
discípulos que el servicio es el camino que deben recorrer si quieren
vivir su fe en El y dar testimonio de su amor. Jesús aplicó a sí mismo
la imagen del "Siervo de Dios" utilizada por el profeta Isaías. ¡Él, que
es el Señor, se hace siervo!”.
Lavando los pies de los apóstoles, Jesús “quiso revelar cómo actúa
Dios con nosotros, y dar ejemplo de su "mandamiento nuevo" , de amarnos
los unos a los otros como Él nos ha amado, es decir, dando su vida por
nosotros. El mismo Juan escribe en su primera carta: "En esto hemos
conocido el amor: en que Él dio su vida por nosotros; Por lo tanto,
también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos [...] Hijos
míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino con hechos y verdades''.
El amor, entonces, es "el servicio concreto que prestamos unos a
otros...El amor no son palabras, son obras y servicio. Un servicio
humilde, hecho en silencio y en lo escondido, como Jesús mismo dijo: "No
sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha". Y ese servicio se
manifiesta también cuando “ponemos a disposición de la comunidad para
que crezca los dones que el Espíritu Santo nos ha concedido”... y cuando
“compartimos los bienes materiales para que ninguno pase necesidades.
El compartir y la donación a los que lo necesitan es un estilo de vida,
un camino de auténtica humanidad, que Dios sugiere incluso a muchos que
no son cristianos”.
“Por último, no hay que olvidar -destacó FRANCISCO- que lavando los
pies a sus discípulos y pidiéndoles que hicieran lo mismo, Jesús también
nos invitó a confesar nuestras faltas unos a otros, y a rezar unos por
otros para sabernos perdonar de corazón”. En este sentido, el Papa
recordó las palabras de san Agustín: “No se desdeñe el cristiano de
hacer lo que hizo Cristo. Cuando se inclina el cuerpo a los pies del
hermano,se enciende en el corazón, o si ya estaba dentro, se robustece
el amor a la humildad [...] Perdonémonos nuestras culpas y recemos
mutuamente unos por otros y así, de alguna manera, nos lavaremos los
pies los unos a los otros”.
“El amor, la caridad, son el servicio, ayudar a los otros, servir a
los otros -reiteró el Papa terminando su catequesis- y hay tanta gente
que pasa así su vida, al servicio de los demás... Cuando te olvidas de
tí mismo y piensas en los demás, eso es amor. Y con el lavatorio de los
pies el Señor nos enseña a ser servidores, más todavía: siervos, como Él
fue siervo para nosotros, para cada uno de nosotros”.