CIUDAD DEL VATICANO, 17 de marzo de 2016 (VIS).- Tres mil estudiantes universitarios de 115 países llegados a Roma con
motivo del 2016 Harvard World Model United Nations, (Modelo Mundial de
Naciones Unidas (WorldMUN), han participado esta mañana en una audiencia
con el Papa en el Aula Pablo VI. El WorldMUN, que en Roma tiene lugar
del 14 al 18 de marzo, es una “simulación” donde estudiantes de diversas
escuelas o universidades asumen el papel de los diplomáticos de los
países miembros de la ONU, debiendo capacitarse sobre cuestiones
culturales, económicas, de política interior y de relaciones
internacionales que debatirán como lo hacen los organismos y comités de
la ONU.
WorldMUN se fundó hace 25 años con la misión de formar a la nueva
generación de líderes mundiales y enseñar a los estudiantes
universitarios a comprender el mundo en que viven y a utilizar los
instrumentos de la cooperación y la diplomacia para mejorarlo. El tema
de este año es “Future 25” y se propone hacer reflexionar a sus
participantes sobre el pasado para proyectar las instituciones globales
del futuro. Las sedes de las anteriores ediciones han sido entre otras
Puebla (México), Ginebra (Suiza), Pekín (China), Belo Horizonte
(Brasil), Sharm el-Sheikh (Egipto), Taipei (Taiwán), Singapur y
Vancouver (Canadá).
“Como estudiantes universitarios -dijo el Papa abriendo el discurso
que les dirigió- os dedicáis de forma particular a la búsqueda de la
verdad y de la comprensión, al crecimiento de la sabiduría, no solo en
beneficio propio, sino por el bien de vuestras comunidades locales y de
toda la sociedad. Espero que esta experiencia os lleve a apreciar la
necesidad y la importancia de estructuras de cooperación y solidaridad
que han sido forjadas por la comunidad internacional en el curso de
muchos años... y son especialmente eficaces cuando se ponen al servicio
de cuantos en el mundo son más vulnerables y marginados. Rezo para que
las Naciones Unidas y cada uno de los Estados Miembros estén siempre
dispuestos a ese servicio y a esa atención”.
FRANCISCO observó a continuación que el mejor fruto de este encuentro
en Roma no era tanto el aprendizaje de la diplomacia o de los sistemas
institucionales, a pesar de su indudable importancia, sino “el tiempo
transcurrido juntos, el encuentro con personas de todas las partes del
mundo que representan no solamente los retos contemporáneos, sino sobre
todo la rica variedad de talentos y potenciales de la familia humana”.
“Los argumentos y problemáticas que habéis tratado no carecen de
rostro -subrayó- Y cada uno de vosotros puede describir las esperanzas y
los sueños, los desafíos y los sufrimientos que caracterizan a la gente
de vuestro país. En estos días aprenderéis mucho unos de otros y os
recordareis recíprocamente que, detrás de cada dificultad que el mundo
enfrenta, hay hombres y mujeres, jóvenes y viejos, personas como
vosotros. Hay familias e individuos que luchan todos los días, que
quieren cuidar a sus hijos y mantenerles, pero no solo en el futuro,
sino también hacer frente a sus necesidades más elementales hoy. También
muchos de ellos, afectados por los problemas más graves del mundo
actual, por la violencia y la intolerancia, se han convertido en
refugiados, obligados trágicamente a abandonar sus casas, privados de su
tierra y de su libertad”.
“Estos son los que necesitan vuestra ayuda, los que os piden a
grandes voces que les escuchéis y que son más que nunca dignos de
cualquier esfuerzo vuestro en pro de la justicia, la paz y la
solidaridad”, destacó FRANCISCO recordando que San Pablo afirma que
tenemos que alegrarnos con los que se alegran y llorar con los que
lloran. “En resumidas cuentas – nuestra fuerza como comunidad, en
cualquier nivel de vida y organización -reiteró- se basa no tanto en
nuestros conocimientos y habilidades personales, sino en la compasión
que demostramos unos con otros, en el cuidado que prestamos
especialmente a aquellos que no pueden cuidar de sí mismos”.
“También espero que vuestra experiencia os haya llevado a ver el
compromiso de la Iglesia Católica en el servicio de las necesidades de
los pobres y de los refugiados, a sostener a las familias y a las
comunidades y a proteger la dignidad inalienable y los derechos de cada
uno de los miembros de la familia humana. Nosotros, los cristianos,
creemos que Jesús nos llama a servir a nuestros hermanos y hermanas, a
cuidar unos de otros, prescindiendo de su procedencia y de sus
circunstancias. Sin embargo, esto no es un distintivo de los cristianos,
sino una llamada universal, enraizada en nuestra humanidad común, algo
que tenemos como personas, que llevamos dentro como seres humanos” concluyó
el Santo Padre, deseando a los participantes del WorldMUN que Dios los
bendijera “con la felicidad que ha prometido a los que tienen hambre y
sed de justicia y son artífices de paz”.