domingo, 8 de enero de 2017

FRANCISCO: Ángelus en la Fiesta del Bautismo del Señor

CIUDAD DEL VATICANO (http://catolicidad.blogspot.mx - 8 de enero de 2017).-  A las 12.00 horas de este domingo, Fiesta del Bautismo del Señor, el Santo Padre FRANCISCO desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano ha rezado la oración mariana del Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.


Este es el texto íntegro del Ángelus Papal:



FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR


PAPA FRANCISCO


ÁNGELUS


Plaza de San Pedro
Domingo 8 de enero de 2017



Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!



Hoy, fiesta del Bautismo de Jesús, el Evangelio (Mt 3,13-17) nos presenta la escena ocurrida a orillas del río Jordán: en medio de la muchedumbre penitente que avanza hacia Juan el Bautista para recibir el Bautismo está también Jesús. Hacía la fila. Juan quería impedírselo diciendo: «Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti» (Mt 3,14). El Bautista en efecto es consciente de la gran distancia que existe entre él y Jesús. Pero Jesús ha venido precisamente para colmar la distancia entre el hombre y Dios: si Él es todo de la parte de Dios y también todo de la parte del hombre, reúne lo que estaba dividido. Por esto pide a Juan que lo bautice, para que se cumpla toda justicia (cfr v. 15), y así se realice el designio del Padre, que pasa a través del camino de la obediencia y de la solidaridad con el hombre frágil y pecador, el camino de la humildad y de la plena cercanía de Dios a sus 
hijos. ¡Porque Dios es tan cercano a nosotros, tanto!


En el momento en el cual Jesús, bautizado por Juan, sale de las aguas del río Jordán, la voz de Dios Padre se hace sentir desde lo alto: «Este es mi Hijo muy amado, en Él he puesto toda mi complacencia» (v. 17).Y al mismo tiempo el Espíritu Santo, en forma de paloma, se posa sobre Jesús, que da públicamente inicio a su misión de salvación; misión caracterizada de un estilo, el estilo del siervo humilde y manso, dotado solo de la fuerza de la verdad, como había profetizado Isaías: «No gritará, no alzará la voz, [...] no romperá una caña quebrada, no apagará una mecha de flama débil; proclamará el derecho con verdad» (42,2-3). Siervo humilde y manso.



Aquí el estilo de Jesús, y también el estilo misionero de los discípulos de Cristo: anunciar el Evangelio con mansedumbre y firmeza, sin gritar, si gritar a nadie, pero con mansedumbre y firmeza, sin arrogancia o imposición. La verdadera misión no es más proselitismo sino atracción a Cristo. ¿Pero cómo? Como se hace esta atracción a Cristo? Con el propio testimonio, a partir de la fuerte unión con Él en la plegaria, en la adoración y en la caridad concreta, que es servicio a Jesús presente en el más pequeño de los hermanos. A imitación de Jesús, pastor bueno y misericordioso, y animados de su gracia, estamos llamados a hacer de nuestra vida un testimonio alegre que ilumina el camino, que lleva esperanza y amor.


Esta fiesta nos hace redescubrir el don y la belleza de ser un pueblo de bautizados, es decir, de pecadores todos lo somos de pecadores salvados por la gracia de Cristo, insertados realmente, por obra del Espíritu Santo, en la relación filial de Jesús con el Padre, recibidos en el seno de la madre Iglesia, hechos capaces de una fraternidad que no conoce confines y barreras.


La Virgen María ayude a todos nosotros cristianos a conservar una consciencia siempre viva y agradecida de nuestro Bautismo y a recorrer con fidelidad el camino inaugurado de este Sacramento de nuestro renacimiento. Y siempre humildad, mansedumbre y firmeza.



 
Después del Ángelus:




¡Queridos hermanos y hermanas!



en el contexto de la fiesta del Bautismo del Señor, esta mañana he bautizado a un lindo grupo de bebés: veintiocho. Oremos por ellos y sus familias. Y también ayer a la tarde he bautizado a un joven catecúmeno. Me gustaría extender mis oraciones a todos los padres que en este periodo se están preparando para el bautismo de su hijo, o apenas lo han celebrado. Invoco al Espíritu Santo sobre ellos y sobre los niños, para que este Sacramento, tan simple y al mismo tiempo tan importante, sea vivido con fe y alegría.
  

También me gustaría invitarles a unirse a la Red Mundial de oración del Papa, que  difunde a través de las redes sociales, las intenciones de oración que propongo cada mes a toda la Iglesia. Así se lleva adelante el apostolado de la oración y se hace crecer la comunión.



En estos día de tanto frío pienso y los invito a pensar en todas las personas que viven en la calle, golpeadas por el frío y tantas veces por la indiferencia. Desgraciadamente, algunos no lo han superado. Pidamos por ellos y pidamos al Señor que caliente nuestro corazón para poderles ayudar.



Saludo a todos vosotros, fieles de Roma y peregrinos italianos y de varios Países, en particular al grupo de jóvenes de Cagliari, que animo a proseguir el camino iniciado con el Sacramento de la Confirmación. Y les agradezco porque me ofrecen la ocasión de subrayar que la Confirmación no es sólo un punto de arribo – como algunos dicen el “sacramento del  adiós”, no, no! –, y sobretodo un punto de partida en la vida cristiana. ¡Adelante, con la alegría del Evangelio!



Deseo a todos un buen domingo. Por favor no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y adiós!


[Traducción del original italiano: http://catolicidad.blogspot.mx]



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