CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va -2 de mayo de 2017).- Esta mañama a las 11.15 horas, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede,
en Via della Conciliazione 54, ha tenido lugar una conferencia tras la
conclusión de la Sesión Plenaria de la Academia Pontificia de Ciencias
Sociales (Casina Pío IV, 28 de abril- 2 de mayo 2017) sobre el tema: Towards a Participatory Society: new roads to social and cultural integration .
Han intervenido:
- S.E. Mons. Marcelo Sánchez Sorondo , Canciller de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales.
- Prof.Margaret S. Archer , Presidenta de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales .
- Prof. Pierpaolo Donati , Universidad de Bolonia (Italia);
- Prof. Paulus Zulu , Universidad de Natal (Sudáfrica).
A continuación el texto del comunicado de prensa de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales en conclusión de los trabajos:
Comunicado de prensa de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales
La Academia Pontificia de las Ciencias Sociales ha tenido su sesión
plenaria del 28 de abril al de 2 mayo de 2017 sobre el tema "Hacia una sociedad participativa:. Nuevas vías para la integración social y cultural".
El Papa Francisco envío un mensaje especial, fechado el 24 de abril y
publicado en el Osservatore Romano el 29 de abril, que ha sido el telón
de fondo y el hilo conductor de los trabajos.
Los participantes en la Asamblea Plenaria han abordado la cuestión de
la sociedad participativa definiendo en primer lugar los conceptos de
participación, lucha contra la exclusión e integración social y
cultural, para luego considerar los fenómenos empíricos, sus causas y
las posibles soluciones. Se trata de conceptos y procesos
multidimensionales que no son idénticos entre sí y, sin embargo
conectados de varias maneras.
La participación puede ser institucional o espontánea. La exclusión
puede ser activa (intencional, como en el caso de la discriminación por
motivos de origen étnico o religioso) o pasiva (debido a causas
accidentales, como una fuerte crisis económica). En ambos casos es el
resultado de procesos que se han analizado en sus mecanismos
generativos, dado que la integración social y cultural es el resultado
de la modificación de estos mecanismos, que son económicos, sociales,
culturales y políticos. El objetivo de la inclusión de las personas y
comunidades en la sociedad no puede perseguirse con medidas forzadas
o de una forma estandarizada (por ejemplo, con sistemas escolares
que no toman en cuenta las diferencias culturales y las culturas
locales). Una participación social real es posible sólo a condición de
que haya libertad religiosa.
Los trabajos han puesto de manifiesto la preocupación por la
propagación de la fragmentación social, por un lado y , al mismo tiempo,
por la incapacidad de los sistemas políticos para gobernar la sociedad.
Estos dos fenómenos se están extendiendo en muchos países y crean
situaciones de fuerte desintegración social, en la se hace cada vez más
difícil crear formas de participación social basadas en los principios
de justicia, solidaridad y fraternidad.
Las causas de estas tendencias perturbadoras que actúan en contra de
una sociedad más participativa se han identificado en la crisis de la
representación política, en las crecientes desigualdades sociales,en los
desequilibrios demográficos a nivel mundial, en la creciente migración
y el alto número de refugiados, en el papel ambivalente de las
tecnologías de información y comunicación, en los conflictos religiosos
y culturales.
Ciertamente, el factor más importante en contra de la participación
social es la creciente desigualdad social entre élites restringidas y
la masa de la población. Las estadísticas sobre la distribución de la
riqueza y las oportunidades de vida indican las enormes diferencias
entre los países entre sí y en el interior de los mismos. Suscita gran
preocupación el hecho de que en Europa y América, la clase media se
haya debilitado mucho, a diferencia de otros países como India y China,
donde se ha fortalecido. Hay que señalar que cuando la clase media
sufre contratiempos, la democracia participativa está en peligro.
A pesar de todo esto, se puede trabajar para una mejor “sociedad
participativa” siempre que se consiga instaurar una verdadera
cooperación subsidiaria entre un sistema político que se haga sensible a
la voz de los que no está representados, una economía civilizada y
formas asociativas de sociedad civil basadas en redes de reciprocidad.
Es necesario crear formas circulares de participación “top-down” a
“bottom-up” (de arriba abajo y viceversa), valorizando las realidades
intermedias basadas en el principio de colegialidad.
En esencia, una sociedad participativa es aquella que defiende y
promueve los derechos humanos, consciente de que la legislación sobre
ellos no puede lograr ningún proyecto utópico de transformación social,
sino crear solamente condiciones positivas dentro de las cuales las
personas y los grupos pueden actuar con ética, es decir, tener la
oportunidad de dedicarse al bien recíproco, y de poner a punto nuevas
iniciativas sociales que generen una mayor inclusión social.